De quién fue la culpa

Uno entiende que la política es debate y confrontación de ideas, pero que en pleno octubre de 2020, en medio de una pandemia que nos ha dejado a todos noqueados y de la que aún no sabemos cómo salir, haya algunos que pretendan que el asunto de actualidad por excelencia sea la fusión de las cajas de hace una década , manda truco.

Todo por un auto (que no sentencia) de la Audiencia Nacional en el que se apunta a que el hundimiento fue provocado por Caixa Galicia y no por Caixanova. Pues qué bien, ya podemos estar todos tranquilos después de repartir culpas .

Pero permítanme algunas consideraciones . En primer lugar, lo que nos jugábamos en 2010 no era intervención o no intervención sino tener o no tener entidades financieras en Galicia. El resultado a la vista está. Las calles de la Comunidad están llenas de oficinas de lo que fue el fruto de aquel proceso.

Mucho se ha aireado ahora que aquel rescate acabó costando 9.000 millones de euros al Fisco. Como si fuesen las gallegas las únicas cajas que precisaron de la ayuda pública para no caer. ¿Cómo pudimos gastar dinero en rescatar bancos? Al margen de proclamas populistas, si las entidades financieras se derrumbaban íbamos todos con ellas . Las pequeñas empresas y los autónomos. Los sectores productivos de la comunidad.

En segundo lugar, el Banco de España dio el visto bueno a la operación y es el organismo encargado de velar por la corrección de ese tipo de procesos. Llama la atención que los mismos que miran hacia la Xunta no pongan el foco también en el regulador.

Sea como fuere, no están los tiempos para tener en el Parlamento gallego un teatrillo montado con políticos reprochándose unos a otros lo que se hizo con mayor o menor acierto hace una década. ¿Hay algo delictivo? A los tribunales. ¿No lo hay? Ya hemos juzgado los ciudadanos en las urnas, y lo seguiremos haciendo. Si quieres que se hable de un tema, monta una comisión parlamentaria. Si quieres que se solucione acude a un juez. Ganas de enredar.