Alberto Varela - crónicas atlánticas
El PP de Galicia post-Feijóo
Si la cosa ha funcionado bien, (¡y de qué manera!), cuantos menos experimentos, mejor
Al Partido Popular de Galicia le conviene no remover demasiado las aguas del río. Evitar zonas de turbulencias y espigones expuestos al mar. Si la cosa ha funcionado bien hasta ahora (¡y de qué manera!) cuantos menos experimentos hagan mejor.
No sería el fin del mundo que hubiese más de un candidato a suceder a Núñez Feijóo, ni que surgiese cierta confrontación en el congreso extraordinario del próximo mes de mayo, pero le daría armas a la oposición para atacar a la Xunta con el argumento de que la cosa ya no es como antes. Los populares gozan de una base muy sólida de apoyos en el electorado, cierto, pero no pueden olvidar que su única opción para gobernar es una mayoría absoluta. El que se marcha la consiguió cuatro veces, pero sería absurdo pensar que la quinta va a ser regalada.
Dicen que en tiempos inestables mejor no hacer mudanzas, estarse quietecito, pero a los populares gallegos no les queda otra opción que trasladar despachos en un momento en el que lo mejor sería seguir dando la imagen de estabilidad y unidad que tantas alegrías les ha traído, que tanto valora el gallego medio, y de las que tanto carece su posible alternativa.
Cualquier resquemor que pueda haber por no celebrar ahora unas primarias con varios candidatos se evapora si el nuevo líder se consolida y sigue ganando elecciones. El PP es un partido de gestión, de estar día a día en los despachos para sacar trabajo adelante, no de experimentos sociales y políticos.
Que alguien me explique qué gana el PSdG con sus primarias (además de generar un espectáculo mediático fabuloso) o en qué beneficia al Bloque que Pontón y Rego se contradigan semana sí semana también.
El reto del próximo congreso popular: que cambien las caras pero no el fondo de lo que ha tenido éxito. Que se renueven las formas pero que la esencia sea la misma. El tiempo dirá si es posible que el PP sin Feijóo se parezca al PP de Feijóo. Los primeros pasos van en la buena dirección.