Mejor aprender a hacer cafés

Poco duró la alegría del descuento del viaje de vuelta en la autopista del Atlántico que aprobó el Gobierno Central como si estuviese trayendo el plan Marshall a Galicia. Una alegría acompañada de diez desgracias poco alivio supone . Y no es por ser desagradecido, pero si nos dan por un lado y nos quitan por otro... mal negocio para esta zona de la península.

Por un lado lo que ahorramos en peaje no es ni una mínima parte de lo que pagamos más de luz y por otro a nadie se le escapa que si finalmente cobran por circular por las autovías, sea mucho o sea poco, va acabar perjudicando a los transportistas de las comunidades más lejanas de los grandes núcleos urbanos y de la frontera con Francia.

Una botella de vino albariño va a tener un sobrecoste para llegar a un restaurante de París, de Berlín o de Oslo con relación a un cava catalán o a cualquier producto de Navarra o País Vasco.

Lo de la industria es de traca. Si ponemos la lavadora y el lavavajillas con miedo a la navajada que nos pueda llegar en la factura a fin de mes, a ver cómo le vamos a pedir a Alcoa que ponga en marcha las cubas para producir aluminio a precio competitivo con Italia o Francia. Si Felipe González pasó a la historia por dejar heridos de muerte los astilleros de Ferrol , Pedro Sánchez va a ser quien dé la puntilla a la industria electrointensiva. Y muy bien si hubiese alternativa para los que madrugan cada mañana para fabricar aluminio, pero a día de hoy es u obrero industrial, o camarero o al paro.

Si a esto le sumanos el despropósito de ponerle zancadillas a Ence en plena crisis y la cruzada contra los eólicos y la minería que surge cada vez que se plantea un proyecto nuevo apaga y vámonos. No podemos resignarnos a ser un parque temático para pasar el fin de semana. Aunque a este paso... mejor ir aprendiendo a hacer cafés o a conducir la moto por la ciudad para llevar hamburguesas.