Alberto Varela - Crónicas Atlánticas
Irresponsabilidad
Cuando nos olvidamos de la mascarilla o no respetamos la distancia podemos enfermar, contagiar a otro y contribuimos a que sea cada vez más difícil salir del bache económico
Es increíble que aún haya personas tan irresponsables o tan cándidas que crean que el coronavirus no va con ellas. Que no les toca, que es algo de lo que hablamos los medios para rellenar páginas o minutos de radio y tele. Por un lado están los jóvenes que quieren inaugurar su etapa universitaria con fiestas privadas en las que no se cumplen las normas que intentan protegernos contra los contagios. Es normal querer disfrutar de la vida social cuando se tienen 18 años, pero no es este el momento de jolgorios. A la resaca de la mañana siguiente se puede sumar un contagio a un familiar mayor que puede ser letal. Sentidiño.
Otros no tan jóvenes se empeñan en celebrar comilonas y reuniones privadas con amigos y familiares, el principal foco de contagios en Galicia. No estamos confinados, podemos visitar a quien queramos, pero por favor, hagámoslo con precaución. Se puede tomar el café con metro y medio de distancia y dejar los besos y los achuchones para más adelante. Si sabemos que con tres cervezas se nos olvida el coronavirus, mejor no tomarlas.
Cuando nos olvidamos de la mascarilla o no respetamos la distancia de seguridad podemos enfermar, podemos contagiar a otro y además contribuimos a que sea cada vez más difícil salir del bache económico en el que nos está metiendo esta pandemia.
Las familias que no han perdido su trabajo intentan ahorrar y posponen inversiones para tiempos mejores . Ocurre en todas las crisis, porque los humanos somos así, pero esa conducta protectora acaba generando problemas importantes en el sector comercial. Consumimos lo esencial, no vamos más allá, y eso repercute en el resto de la economía. Que le pregunten a los comercios de ropa.
Para completar la desgracia las arcas públicas se vacían para satisfacer el incremento del gasto público y por eso son tan importantes iniciativas como la que presentó la Xunta esta semana: una ley que simplifique trámites administrativos para atraer empresas.
¿Llega tarde? Sin duda, pero es una de las asignaturas pendientes de nuestra economía y si esta crisis sirve para superarla, bienvenido sea.