Alberto Varela - Crónicas atlánticas

Enemistad manifiesta

Villares se marcha y más de uno rezará por no tenerle que ver la cara nunca en un juzgado

El que hasta ahora ha sido cabeza visible de En Marea, Luís Villares , abandona la política . Lo ha comunicado casi cuatro años después de que el rupturismo gallego lo fuese a buscar al Tribunal Superior de Justicia de Galicia para encabezar la candidatura de las anteriores elecciones autonómicas. Cambió la toga por la pana gastada y su carrera política no podría haber ido peor.

Para un hombre de derecho debe haber sido duro lidiar con las puñaladas que le han asestado algunos compañeros, que no le dieron ni una semana de gracia para hacerse al cargo. Desde el primer día lo acusaron de desviarse de la idea original de las Mareas –como si eso significase algo– y pullita tras pullita todo saltó por los aires cuando se puso firme frente a una diputada de Podemos que protagonizó un incidente con la Policía Local de Santiago. Algunos lo llamaron la crisis de los retrovisores: la honorable representante de los ciudadanos se enfrentó de madrugada a un agente que le había llamado la atención a un joven que estaba causando destrozos en los coches. La noche confunde a muchos. El vándalo resultó ser conocido suyo y algunos testigos apuntan a que su señoría llegó incluso a amenazar al policía con presentar una interpelación parlamentaria.

Ante una conducta tan inapropiada el líder de las Mareas actuó bien. Visto que la implicada no tenía intención alguna de renunciar a su escaño decidió preguntar a la militancia qué debería hacer. Craso error, el problema de fondo no era si se había actuado bien o mal, sino cómo defendía a los suyos cada grupo dentro de las mareas. En Podemos no estaban dispuestos a consentir interferencias de nadie, y menos de un líder que nunca aceptaron . Lo que vino después ya se sabe: ruptura del grupo parlamentario y primarias con acusaciones mutuas de pucherazo.

Villares se marcha y más de uno rezará por no tenerle que ver la cara nunca en un juzgado. Que no se preocupen, siempre les quedará recusarlo por enemistad manifiesta. Pero esa enemistad se la han ganado a pulso.

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