Alberto Varela - CRÓNICAS ATLÁNTICAS
A desalambrar
La letra de la canción el «Violador eres tú» defiende postulados antisistema
Se ha hablado mucho de la performance supuestamente feminista que fue reventada esta semana en la plaza del Obradoiro. Un joven, que pidió inmediatamente su baja de las Nuevas Generaciones, aprovechó el silencio tras los actos reivindicativos para soltar un reprobable «ahora todas para casa, que hay que hacer la cena» . ¡La que se montó! Le llamaron de todo y la noticia tuvo alcance nacional. ¡Cómo son los jóvenes de centro-derecha! Conexiones en directo delante de la sede de Partido Popular (de la anécdota hacemos una regla general) y hasta alguna representante del colectivo feminista llegó a decir que el joven impertinente formaba parte de un partido de esencia machista.
Hasta aquí todo bien. Cada uno tiene su opinión y sus prejuicios, pero ojo, echemos un vistazo a la letra de la canción que interpretaron en la performance antes de que el muchacho los interrumpiese.
En la adaptación del «Violador eres tú» que nació en Chile y que está dando la vuelta al mundo hay frases como que «el violador son los jueces, o es la iglesia». También culpan al estado opresor de las agresiones sexuales. «Es el macho violador», acusan.
Y que me llamen a mí lo que quieran, pero por ahí no paso. ¿Qué tiene eso de feminismo? Más parece una utilización de la lucha contra la violencia de género no para acabar con ella sino para defender postulados antisistema . De nuevo un discurso populista: en vez de analizar un problema con toda su complejidad le echamos la culpa a lo que no nos gusta. No resolvemos nada, pero desfogamos agusto gritando. Y a desalambrar. Es exactamente lo mismo que hace la ultraderecha, pero al revés. Unos ven el lobo en el inmigrante (la culpa de todo lo tienen los que se saltan una frontera para buscarse la vida) y otros señalan a los jueces y al clero. Cada uno con su tema, pero por favor, que no se apropien de causas justas en las que estamos todos.
¿Feminista? Claro que sí. Antisistema, pues quien quiera que lo sea, podemos debatir ideas, pero que no mezclen cosas.