Alberto Varela - Crónicas atlánticas

Cuando pase todo esto

La situación actual no quiere decir que no se vayan a pedir explicaciones a quien no ha hecho las cosas como se esperaría de un responsable público

Estos días son difíciles para quienes se han infectado de coronavirus y para sus familias. Estamos viendo historias muy dramáticas de dolor, de asfixia, de vidas que se van antes de tiempo y de aislamiento. La carga en los hospitales afortunadamente está disminuyendo y por fin la Xunta da por superada la fase aguda de la pandemia, según informaba este miércoles el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Pero no podemos aún cantar victoria y los expertos anuncian que la cosa va para largo.

Por eso, en medio de un episodio histórico tan nefasto en lo sanitario y en lo económico –las previsiones son para echarse a temblar– llama la atención que haya quien se esté lamentando por no poder salir a la calle o porque lo devora el aburrimiento .

Es normal que nuestro micromundo nos importe más que lo que pasa fuera de los muros de la casa, pero a veces es necesario tomar un poco de perspectiva y ver el bosque entero. Perder el tiempo con agobios, lamentaciones y reproches es inútil. Aprovechar el tiempo extra que tenemos en culturizarnos o pensar en cómo mejorar las cosas puede ser mucho más provechoso.

No es fácil pasar del estrés a la serenidad, pero sí es posible. Ojo, esto no quiere decir que no vayamos a pedir explicaciones cuando todo esto acabe a quien no ha hecho las cosas como se esperaría de un responsable público.

Que los afectados por ERTES aún no hayan cobrado ni un euro no tiene justificación (hay familias que van a pasar un mínimo de 53 días sin ingresos), tampoco lo es que el Gobierno haya tenido tantas dificultades para suministrar mascarillas o test. Cuando esto acabe querremos saber, por ejemplo, quién ha conseguido los medios para luchar contra la pandemia.

La cantidad de sanitarios contagiados por Covid-19 merecerá una reflexión y que no se haya impedido la salida masiva de unas comunidades a otras también. Pero eso no toca ahora. Como tampoco tocaba cuestionar al Gobierno de Aznar con el Prestige echando fuel al océano. Pero esa es otra historia.

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