África González: «Con un 60-70% de la población vacunada, ya deberíamos poder controlar el Covid»
La experta gallega revela que en algunos síndromes respiratorios la inmunización ante el virus «ha llegado a durar hasta 17 años»
A punto de celebrar las Navidades más extrañas que se recuerdan, la inmunóloga África González -hasta junio de 2020 presidenta de la Sociedad Española de Inmunología- hace una llamada a la calma y al optimismo. «Tenemos muy buenas noticias» resume ante la incertidumbre desatada por la crisis del coronavirus. «Las vacunas ya están ahí y esto pasará» afirma esta voz autorizada, que defiende la divulgación como herramienta para que la ciudadanía cumpla las normas que evitan la diseminación del virus, sin caer en el alarmismo.
-Las vacunas ya son una realidad y está a punto de repartirse, pero llegarán de forma escalonada. Desde el punto de vista de una inmunóloga, ¿cómo debería ser el reparto?
-Los grupos de riesgo que se han establecido son los que tienen lógica, porque estas vacunas van a dismunuir la enfermedad, las secuelas y las muertes. Deben centrarse en los más vulnerables, y aquí es muy importante la edad porque el sistema inmunitario se debilita con el paso de los años. Primeros están los ancianos de las residencia, uno de los lugares donde más muertes ha habido, Y los sanitarios, y sus cuidadores. El foco es buscar a los más vulnerables, y una vez ellos y sus contactos están cubiertos, entonces se puede ir abriendo al resto de grupo. Los siguientes deberían ser personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión u obesidad, porque son factores de riesgo que influyen mucho en la gravedad de la enfermedad. En niños y en embarazadas no se han probado, por lo que no estarían incluidos en esta primera oleada.
-¿Será necesario que toda la población se llegue a vacunar para alcanzar una inmunidad de grupo?
-Debería de llegar al mayor número posible de personas, aunque con una cobertura de un 60-70 por ciento debería ser suficiente para controlar el virus.
-¿Deben vacunarse las personas que ya han pasado la infección?
-En caso de restricciones serían el último grupo, pero sí, porque la respuesta a la vacuna es superior a la que se obtiene pasando la infección. Eso se ha estudiado.
-España ha comprado vacunas a varios laboratorios. ¿Es un problema que la población se proteja con antídotos distintos?
-Ahora, como estamos con urgencia, hay que poner las que tenemos, que han demostrado su seguridad y una eficacia muy alta. Pero es posible que se puedan determinar en función de los grupos de edad, porque se ha demostrado en estudios en monos que la vacuna de Astrazeneca disminuía mucho la enfermedad en el plano pulmonar. Iría dirigida para la gente mayor, por ejemplo. Seguramente se acabará delimitando por edades y por pruebas clínicas el tipo de vacuna. Pero no tenemos que tener miedo de que unas personas reciban un tipo y otras otro, porque con la de la gripe ya ocurre algo similar.
-Las vacunas son seguras, es el mensaje que hay que lanzar...
-Nunca antes había habido tantos voluntarios a la hora de probar una vacuna, lo que nos da cuenta de su seguridad. Además, las vacunas han demostrado a lo largo de la historia que son la mejor manera que tenemos de parar enfermedad infecciosas. Se erradicó la viruela, estamos muy cerca de erradicar la polio, aunque haya gente a la que se le olvide que existe. igual que con el tétanos o la difteria. Y recordamos que existen cuando hay casos tremendos, como el del niño que murió de difteria en Cataluña o con la pandemia que está habiendo de sarampión por grupos que no han querido vacunar a sus hijos. Las vacunas pasan por unos criterios muy exigentes para demostrar su seguridad y su eficacia. Es verdad que el riesgo cero no existe, pero es mucho mejor vacunarse que pasar la enfermedad.
-La primera vacuna en llegar, la de Pfizer, es de doble dosis, con 21 días entre medias. Y la de Moderna son 28 días . Con todos estos tiempos que nos vienen marcados, ¿cuándo podemos empezar a hablar de inmunización?
-Después de la primera vacuna se pone en marcha el sistema inmunitario y se van generando células durante ese tiempo. A día 21 se inocula la segunda dosis y es cuando se produce una activación de las células de memoria, lo que permite que al cabo de dos semanas el sistema inmunitario esté ya preparado, con todos los soldados en acción. Como ya tenemos esa memoria, pasadas esas dos semanas esa persona ya queda protegida.
-¿Y hasta cuándo?
-Por ahora no lo sabemos, pero lo que sí hemos visto es que pasados ocho o nueves meses hay muy pocas reinfecciones, por lo que podemos pensar que la inmunidad, por lo menos, nos va a durar un año o más. De otros SARs sabemos que 17 años después algunas personas siguen teniendo una buena respuesta inmunitaria, por lo tanto es posible que con la vacunación tengamos una inmunidad duradera.
—¿Podría darse el caso de que con el Covid necesitemos una campaña de vacunación anual, al igual que con la gripe?
—En el caso de la gripe es así porque el virus cambia, muta. Cada año hay que cambiar casi todas las cepas. La de este año, por ejemplo, tiene cuatro cepas. Se cambia porque las cepas que circulan por el mundo van cambiando. En el caso del Sars las mutaciones que se están encontrando son pequeñas y no parece que puedan condicionar que la capacidad de la vacuna se pierda. Tendremos que estar alerta y por eso hay varios centros en el mundo que siguen secuenciando el virus. Tiene la particularidad de que su tasa de mutación es muy baja.
—Usted siempre anima, y garantizar que «de esta vamos a salir». Es pedir un imposible, pero ¿si hubiera que ponerle una fecha al final de la pandemia?
—Yo ya lo voy viendo más cerca, pero me cuesta poner fecha. Primero tenemos que vacunar a la población y tener en cuenta que es un tema mundial. No es solo que vacunemos a las persona en España, sino estar pendientes de qué va a pasar en otros países. Es muy probable que el virus quede entre nosotros, como el catarro común, como una enfermedad leve. Es posible que produzca resfriados leves, a medida que su virulencia disminuya a lo largo del tiempo y se pueda mantener entre nosotros sin mayores problemas. El escenario más plausible es que a finales del año que viene, cuando la mayoría de las personas estén vacunadas a nivel mundial, podamos ir retomando la vida con más normalidad. De todas formas, es muy difícil que se erradique un virus con esta extensión y con tanto asintomático. Yo estoy convencida de que vamos a salir y de que nos va a ayudar a replantearnos nuestra vida, adoptando una manera diferente de vivir, más al aire libre y tratando de evitar zonas cerradas. Puede hacernos recapacitar sobre que estamos expuestos y somos vulnerables, y la ciencia es la que nos ayuda a salir de esta. Sin investigación lo único que podíamos hacer era la separación y las mascarillas, que son medidas antiquísimas.
—¿Qué hemos aprendido?
—Que por ejemplo, tenemos que saber que hay reservorios de virus en animales que hay que investigar para ver lo que puede pasar en el futuro y estar mejor preparados. Si sirve de eso, será un paso importante.
—En esta pandemia ha habido luces y sombras...
—Sí. Lo menos malo de la pandemia es que a los niños no les ha afectado como a los mayores, eso hubiera sido una tragedia, sobre todo en los países occidentales donde el número de niños que hay es muy bajo. Habría sido una psicosis brutal.