JUICIO MILITAR

Acusan a dos guardias de falso testimonio en base a un único testigo

Los agentes del Instituto Armado se enfrentan a diez meses de cárcel en una prisión militar

PATRICIA ABET

Dos agentes de la Guardia Civil de Tráfico de La Coruña se enfrentan a una condena de diez meses de prisión acusados de testificar en falso en el proceso de una investigación abierta contra un tercer compañero, al que tuvieron que socorrer en plena calle . Los hechos por los que estos dos guardias se sentaron ayer en el banquillo de los acusados se remontan a marzo de 2012, cuando los efectivos ahora imputados auxiliaron a un tercero que se desplomó tras recorrer diez kilómetros a pleno sol. Según se demostró en el juicio celebrado este lunes, este hombre inició una caminata reivindicativa como reacción a un recorte de dietas ordenado por un superior. Lo hizo vestido con el uniforme de gala , los correajes y el tricornio, denunciando una limitación que consideraba injusta en el pago de su hoja de kilometraje.

Los guardias acusados recibieron un primer aviso de que un ciudadano vestido con el uniforme de la Guardia Civil estaba caminando por la N-VI y se dirigieron al lugar para ver qué ocurría. Hablaron con él, pero el agente se negó a montarse en el vehículo oficial y siguió su marcha . Más tarde, los acusados volvieron a encontrarse con el guardia en cuestión en presencia de un teniente, que también le pidió al efectivo que se subiese al coche. Éste se negó de nuevo y retomó su camino, pero pasados unos kilómetros empezó a encontrarse mal y pidió ayuda a la patrulla de Tráfico. Los dos procesados se detuvieron ante él y llamaron a una ambulancia, que lo recogió y lo trasladó a un sanatorio de la ciudad.

«Cansado y nervioso»

El informe médico —que diagnosticó un cuadro de ansiedad— confirmó también las declaraciones de los agentes imputados y de un fotógrafo que captó la instantánea del guardia civil tirado en el césped tras sufrir el desvanecimiento. Los tres coincidieron en que esta persona «estaba cansada, nerviosa y agotada» , tal y como explicó uno de los agentes que lo acompañó mientras esperaban la llegada de los sanitarios. El otro miembro de la patrulla confirmó esta situación física, al igual que el fotógrafo que ayer en sala describió al guardia civil como «bastante asfixiado y acalorado».

Un testigo ocular contradice la versión de los agentes. El resto lo niegan o apuntan que no vieron nada

Este incidente provocó la apertura de un expediente al guardia civil que reivindicó sus dietas caminando diez kilómetros, investigación que finalmente fue archivada. Sin embargo, el testimonio de los agentes que lo auxiliaron originó la apertura de una nueva investigación, en este caso contra ellos . Se los acusa de falso testimonio porque en su día declararon que el guardia no se había montado en el coche oficial y un testigo ocular dijo que sí. Otros dos testigos niegan este extremo y cuatro más dicen no haber visto nada, pero la Fiscalía mantiene su acusación y la petición de 10 meses de prisión por entender que «faltaron a la verdad para el esclarecimiento de los hechos» .

En sus conclusiones, la fiscal del caso también apuntó que el único testigo que declaró haber visto al guardia saliendo del coche oficial «no tiene tacha ni intereses particulares» . Las defensas, por su parte, sostienen que la acusación no se puede mantener en base a un solo testimonio e inciden en que, aunque los acusados hubieran montado al tercer guardia en su vehículo, no habrían incurrido en ninguna ilegalidad. Se basan para ello en las declaraciones de varios agentes que, ante el tribunal militar , afirmaron que «no hubiera pasado nada» por subirlo al coche porque sería «prestar socorro» .

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