Luis Ojea - Cuaderno de viaje

Absurdo

Solo sugerir que Xosé Manuel Beiras pueda repetir como cabeza de cartel lleva el esperpento al grado de delirio

Hacer arte de lo absurdo es una tarea al alcance solo de grandes talentos como los Hermanos Marx. Las más de las veces el intento acaba en rotundo fracaso. Es lo que viene sucediendo con la izquierda rupturista gallega que lleva instalada demasiado tiempo en el disparate permanente, acentuado ahora con la guerra abierta para liderar ese espacio político en las próximas autonómicas. Solo sugerir que Xosé Manuel Beiras pueda repetir como cabeza de cartel lleva el esperpento al grado de delirio. Y sin embargo, puede que sea la única opción de que la batalla de egos incontrolados que han iniciado los distintos clanes de la caverna no acabe en cisma.

En el abarrotado camarote de «Una noche en la ópera» era todo bastante surrealista, pero siempre un par de niveles menos que el pulso que están echando desde hace semanas los mareantes. Sin pudor alguno se han lanzado a por el botín. Todo vale con tal de capitalizar el éxito electoral de las Mareas. De eso va el intento de Anova de forzar la conversión de la marca en partido. Y también la resistencia de Podemos a ceder el control. De ahí que esta semana, a modo de primera amenaza, el círculo de Santiago haya roto públicamente con Martiño Noriega. Y si gana las primarias la lista respaldada por el aparato nacional del partido la contienda puede subir todavía un par de decibelios más. Por eso Beiras ha decidido reaparecer en escena. Consciente de la debilidad de su organización en la batalla, sabedor de que él es el único patrimonio de Anova, lanza el órdago de volver a encabezar las listas para tratar de frenar las ambiciones de sus socios en el reparto de la herencia.

Nada de lo que está pasando en la izquierda rupturista gallega puede ser más absurdo. Pero pretender que Beiras pueda ser la imagen de la nueva política es simplemente delirante. El drama que tienen es que quizás sea la única opción que encuentren de evitar la implosión de este espacio político. Ya iba a ser curioso ver como cabeza de cartel a un señor de 80 años que hace poco más de una década se atrevía a mofarse del Presidente Fraga por presentarse a unas elecciones con la misma edad con la que él pretende hacerlo. El tiempo siempre acaba poniendo a cada uno en su sitio.

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