Ferraz asume el revés del debate mientras cunde la desmoralización
El PSOE se escuda en circunstancias como el «ruido» o la actitud de Feijóo, pero admiten su descontento
El resultado tampoco satisface a Sumar, donde concluyen que los socialistas minusvaloraron al líder del PP
Sánchez denuncia la «montaña de mentiras» y el uso «descarnado» de ETA en el debate
No todo está perdido, pero se ha sufrido un revés importante. Es, en síntesis, el sentir en el seno del PSOE y el Gobierno sobre la oportunidad perdida para la formación que supuso el debate entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo del ... lunes por la noche en Atresmedia, donde el líder del Partido Popular (PP) convenció a propios y extraños y logró neutralizar la ofensiva de un jefe del Ejecutivo dispuesto a que el cara a cara fuese el punto de inflexión para la remontada que necesita si quiere revalidar su mandato en La Moncloa. Por ello cunde la desmoralización en las filas de un partido que ya en las municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo vio cómo se esfumaba buena parte de su poder territorial y que poco después vivió un serio amago de crisis por la elaboración de las listas para las generales, que dejó varios damnificados por el camino.
Nada de ello, claro, se dice en público, pero en privado importantes dirigentes admiten que «el debate no fue bien», que Sánchez apareció «nervioso» y con un tono impropio de un presidente. Algo que en sectores del partido se vincula a su círculo más próximo, en el que desde hace dos años han ganado peso figuras como Óscar López, su jefe de gabinete y quien le acompañó hasta el plató. «Si Pedro está con gente que le transmite tranquilidad aparece tranquilo, y si por el contrario le rodean personas que le transmiten intranquilidad, aparece intranquilo y nervioso, como en el debate», señala un importante dirigente socialista, que como otros confiesa que a los pocos minutos de empezar el duelo vio venir que la noche iba a ser aciaga.
Pero incluso los más próximos y proclives al presidente terminan admitiendo por pasiva que su jefe de filas no cuajó su mejor actuación, y que estuvo lejos del nivel en los debates protagonizados entre ambos en el Senado durante el último año, donde sí fue claramente superior al presidente de los populares, a juicio de los suyos. Incluso cuando pretenden excusar la actuación de Sánchez en determinados pasajes del duelo televisivo, terminan por evidenciar que no eligió la mejor estrategia, ni siquiera las mejores palabras en cada momento para dar réplica a los ataques.
Así, cuando ante el pacto que le extendió (literalmente, en una carpeta con un folio) Feijóo para que se comprometiera a dejar gobernar a la lista más votada, no tuvo mejor idea que recurrir a lo que ocurrirá esta misma semana en Extremadura, donde la popular María Guardiola será investida presidenta de la Junta autonómica en sustitución del socialista Guillermo Fernández Vara con el apoyo de Vox, que tendrá además una consejería en el nuevo Ejecutivo extremeño. «Hable usted con el señor Vara», repitió Sánchez hasta la saciedad, en una alusión demasiado críptica para buena parte de la audiencia -a excepción de los extremeños- que no lograba concretar por qué, eventualmente, el PSOE no facilitaría, aun con una abstención, un Gobierno en solitario del PP. Y es que a juicio de los socialistas la propuesta de respetar el principio de la lista más votada es incluso «antidemocrática» o «papel mojado». Los más próximos a Sánchez llegan a esgrimir como argumento en este terreno la abstención parcial (no la respetó la totalidad del Grupo Socialista) en la última investidura de Mariano Rajoy en 2016, aun a sabiendas que fue precisamente la rotunda oposición de Sánchez a la misma (el célebre 'no es no') lo que forzó su salida de la secretaría general del partido, a la que terminaría volviendo un año después.
Dirigentes socialistas vieron «nervioso» al presidente, algo que atribuyen a el núcleo duro de asesores
Lo cierto es que todos los inquilinos de La Moncloa, desde Adolfo Suárez, han tenido más votos y escaños que su rival, incluido Sánchez a partir de 2019, después de llegar en 2018 mediante la moción de censura que derrocó a Mariano Rajoy. E incluso José Luis Rodríguez Zapatero, tan reivindicado ahora en su formación, asumió el compromiso de que no intentaría formar gobierno (como pudo hacer dos veces, en 2004 y 2008) si no era el más votado. «Estaré dispuesto a formar Gobierno si tenemos una mayoría de votos, sólo en ese caso», señaló en enero de 2004, tres meses antes de su victoria electoral de aquel año.
La falta de reflejos de Sánchez también se observó al comienzo del debate, cuando Feijóo ironizó sobre el tiempo dedicado por el secretario general del PSOE a enclaustrarse para preparar el debate, y el presidente afirmó que «desconocía» su «sentido del humor». «Festival del humor» sentenció en pretendido sarcasmo Sánchez. Un estrecho colaborador del presidente se indigna con el líder del PP, «es infantil hablar de cuánto tiempo dedica un candidato a preparar el debate, es una fanfarronería», lamenta, aunque al mismo tiempo admite que quizás la respuesta no fue la mejor.
Una montaña de excusas
En realidad, Moncloa y Ferraz trasladan una montaña de excusas -poniendo por delante la acusación a Feijóo de haber «mentido» durante el debate, singularmente en el bloque económico- sobre la conducta de Sánchez en el plató de Atresmedia, algo que evidentemente no ocurriría de verse ganadores. «Es muy difícil debatir cuando alguien miente sin pestañear»; «nosotros queríamos ir con una actitud propositiva, pero nos encontramos otro debate...»; «con el ruido no se escucharon las réplicas del presidente»; «Feijóo interrumpe, distrae»... se escucha ahora en los labios de los socialistas. Los mismos que hace poco blasonaban incluso de preparar una caja de palomitas cada vez que había un debate entre el presidente y el líder del PP, que respaldaron el reto de debatir hasta seis veces cara a cara y que llegaron a decir en público que a Feijóo le «temblaban las piernas» por el hecho de medirse de igual a igual con su contrincante electoral. Nada de eso se escucha ahora, ni en público ni en privado.
En Sumar consideran que el aparato socialista no tomó en serio a un «rival difícil» y lo achacan incluso a su origen gallego
Sobre otro de los puntos clave del debate, el referido a los pactos, también se admite que se desaprovechó la oportunidad de acorralar de manera más clara a Feijóo por sus acuerdos con Vox. Y ante la advertencia que el propio dirigente popular le hizo a Sánchez de que con tanto insistir en eso le podía pasar como en las elecciones autonómicas de 2022 en Andalucía, cuando el miedo a los de Santiago Abascal pareció traducirse en un apoyo masivo al PP de Juan Manuel Moreno, que logró una histórica mayoría absoluta, los socialistas creen que el escenario es muy distinto y que el Vox de aquella ocasión (encabezado por Macarena Olona, hoy fuera de la formación derechista y encabezando otra candidatura) es «muy distinto» al que ahora se presenta el 23J. «Tenemos que seguir hablando de Vox, porque a mucha gente se le ha quitado la careta con los pactos en estas semanas» concluyen estas fuentes.
Fractura en la izquierda
Por lo demás, el tropiezo de Sánchez en el debate también hace resentirse a todo el bloque de la izquierda. Desde Sumar se considera que el PSOE minusvaloró a Feijóo, al que definen como un «rival complicado» a pesar, explican, de «sus limitaciones». E incluso los de la gallega Yolanda Díaz encuentran una explicación en clave territorial a esa actitud, pues creen que en ocasiones en Madrid se tiende a tener esa actitud displicente con personas que vienen de algunas regiones periféricas. Sánchez, no hace falta recordarlo, es madrileño.
Tampoco los socios parlamentarios parecen entusiasmados. El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, tuiteó durante el debate un inequívoco: «Que alguien llame a Zapatero».
Pese a todo, unos y otros en el bloque de la izquierda se mantienen optimistas y creen que aún queda mucho por delante para lograr la ansiada remontada. Aunque no saben precisar qué hito podría, de aquí al cierre de campaña el 21 de julio, cambiar sustancialmente el rumbo.
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