Estonia, el espejo roto del independentismo catalán
El último país postulado como reflejo de la Cataluña independiente lidera el alza de la inflación en la UE: el 25,2%, más del doble que España

Desde el inicio del 'procés', el independentismo catalán ha buscado países espejos con los que hacer entendible su modelo de Estado independiente. Si Artur Mas definió a Cataluña como «la Massachusetts de los Estados Unidos de Europa», en 2012, o ... la «Dinamarca del Sur», ya en 2017, en el tránsito hacia el 1-O; posteriormente Estonia se convirtió en el modelo a seguir. El motivo, su modelo económico y su estructura administrativa plenamente digital, que inspiraba, en el programa electoral de Junts per Catalunya en 2017, el modelo de «república nativa digital».
Pero en este 2022 ningún país europeo ha sufrido el peso de la inflación como Estonia. Según los datos de Eurostat de primeros de septiembre, que recogen el IPC de los países miembros de la UE a julio de este año, la inflación interanual estonia alcanza ya el 25,2%. Es el mayor volumen de toda la Unión, más del doble que España (10,4%) y ostensiblemente superior a la media de agosto en la eurozona (8,9%).
Este incremento de los precios está ligado, como en toda Europa, a la invasión rusa de Ucrania, pero de forma más sangrante. Pese a que se trata de una «sociedad muy reticente a todo lo que venga de Rusia», explica Jaime Gallut, miembro del colegio de relaciones internacionales de Madrid, Moscú «es el primer importador» del país, «aunque sea una importación por necesidad».
La ciudadanía de Estonia es consciente de esta realidad y han adoptado, en opinión de Gallut, una actitud de 'es lo que toca', y asumen con estoicismo la crecida de precios: «Están sabiendo hacer patria, y no se culpa del IPC a la gestión de los políticos nacionales sino a [Vladímir] Putin, a la guerra».
Un problema cotidiano
Con todo, la inflación es un problema con el que convive el habitante medio en Estonia. La periodista del 'Eesti Ekspress' Merilin Parli lo expresaba así en un artículo posterior a los datos de Eurostat: «En el centro de Tallin (así como en pueblos más pequeños) ya es difícil encontrar un café por tres euros; los precios rondan los cuatro euros». Parli añade: «Ahora surge otra clase pobre».
Entre las causas del aumento, la analista señala el aumento del precio de la energía (el megavatio/hora alcanzó los 4.000 euros a mediados de agosto) en un país que depende de la calefacción para vivir: de noviembre a marzo, el mercurio se instala en temperaturas negativas y no sale de ahí hasta primavera.
Pero Parli también señala hábitos sociales estonios que en otro tiempo contribuyeron a generar una burbuja de riqueza y que actualmente, en un contexto de inflación alta, repercuten negativamente. «En ninguna parte (de Europa) vemos una renovación del hogar tan sangrante y una ostentación de riqueza como la nuestra», señala, en alusión a la costumbre estonia de realizar cambios domésticos.
Precisamente, el aumento de precios por encima del 25% reflejado en Eurostat se focaliza en el ascenso del coste de la vivienda (incremento interanual de más del 68%), el transporte (casi el 29%) y la alimentación (+22% interanual).
Cifras del alza de precios estonios
4.000
Entre las causas del aumento de precios, se sitúa el de la energía, que a mediados de agosto alcanzó los 4.000 euros el megavatio hora.
68%
El modo de vida estonio ha influido en el alza del precio de la vivienda (68% más en un año), del transporte (casi el 29%) y de la alimentación (+22%).
1.500 mill.
El Gobierno estonio invertirá 1.500 millones de euros en la activación de un programa de energías renovables que pone el objetivo en el año 2026.
En este sentido, Gallut recuerda la doble lectura del aumento del precio de la vivienda. «Por la alta vinculación con Rusia –concreta– todo se encarece, también las materias primas que forman parte de la construcción, lo que impacta en el precio de la vivienda». Pero igualmente en situaciones de crisis la vivienda se convierte en valor refugio, lo que impacta en el precio. Más aún si se reduce la oferta. Gallut recuerda que «la caída de la construcción de vivienda en el primer trimestre de 2022 en Estonia es superior al 27% respecto al primer trimestre de 2021». Como contrapeso social y económico el Gobierno de Tallin, además, ha anunciado que comenzará a requisar propiedades de ciudadanos rusos. Hasta ahora, un ciudadano ruso podía adquirir una vivienda en Estonia siempre que contase con la autorización del gobierno de la localidad.
Críticas de la oposición
Ante creciente inflación, la primera ministra, Kaja Kallas (Partido Reformista), ha optado por lo que la oposición conservadora califica de inacción. El 18 de agosto Kallas anunció que la empresa energética participada por el Estado, Eesti Energía, invertiría 1.500 millones de euros en la activación de un programada de energías renovables que pone el objetivo en 2026 y que se desarrollará en la región Ida-Viru, limítrofe con Rusia.
Desde el otro bando del arco político se piden otras medidas, entre ellas una reforma de la ley energética que desconecte a Estonia del mercado eléctrico y le permita fijar precios. El Partido Conservador, tercero en escaños en el Parlamento unicameral estonio, ha pedido al Gobierno que «deje de repetir su mantra de un mercado que funciona en una situación en la que la diferencia de precio entre Estonia y Finlandia es más de mil veces mayor».
Dentro del independentismo catalán, el modelo estonio tuvo su mayor defensor en Jordi Puigneró, actual vicepresidente de la Generalitat y 'conseller' de Políticas Territoriales. En un artículo firmado en 2014, cuando Puigneró era concejal en Sant Cugat del Vallés, el actual vicepresidente del Govern afirmaba que Estonia «es un referente económico, como lo demuestran la mayoría de estadísticas y 'rankings' económicos del mundo». Entre ellos alude al índice de competitividad del Foro Económico Mundial, que ubicaba a Estonia en el puesto 29 frente al 35 de España. El mismo documento en 2019 –esto es, antes de la pandemia de Covid-19–, situaba a Estonia en el puesto 31, frente al 23 de España.
En cuanto al concepto de república digital contenido en el programa de Junts en 2017, Estonia reconoció haber asesorado al Govern de Cataluña en 2017, pero solo en el ámbito digital. «Estonia apoya la unidad de España y lo ha expresado continuamente y siempre», aseguró el entonces secretario general adjunto de Comunicaciones y Sistemas de Información de Estonia, Siim Sikkut.
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