El PSOE, en estado de 'shock', ante una ruptura del pacto sobre el CGPJ que debilita a Bolaños
La reacción airada del PSOE contra el PP esconde una duda: cómo gestionar la presión de sus socios para una rebaja de la sedición que Europa no ve bien
El Gobierno asume que hay que «analizar todas las opciones»
Estupor y hartazgo en el Poder Judicial tras la ruptura de las negociaciones

La violenta ruptura de las negociaciones entre el Gobierno y el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha dejado a la parte socialista en estado de shock y sin una respuesta clara sobre cuáles serán los próximos pasos. Lo primero ... evidentemente ha sido desplegar una reacción airada contra el PP y en particular contra la figura de Alberto Núñez Feijóo. Pero en lo que respecta concretamente a renovar este órgano no hay certezas de futuro.
En el PSOE son conscientes de que desde su margen izquierda van a empezar a intensificarse las presiones para recuperar la reforma legal que permitía rebajar las actuales mayorías cualificadas y que la renovación de los vocales del CGPJ se aprobase en el Congreso de los Diputados por mayoría absoluta. Pero este viernes desde las filas socialistas, todavía recuperándose de un golpe que no esperaban, no validaron esa posibilidad.
En estos momentos recuperar esa reforma legal que en su día se retiró por el malestar que generó en Bruselas no está encima de la mesa. Desde el Gobierno apuntan a que tienen que «analizar las opciones» que ahora se plantean porque la situación «es muy grave». Pero desde el principio de que «no hay alternativa al no acuerdo». Tampoco está encima de la mesa una renuncia expresa a la reforma del delito de sedición, como reclama el PP.
De hecho todo saltó por los aires en el momento en el que Feijóo le planteó a Sánchez en términos de disyuntiva si esa reforma del Código Penal se iba a llevar adelante. Ahí el presidente no tuvo más remedio que decir lo que decía en público: que era su compromiso, el que expresó en el debate de investidura de enero de 2020. «Al presidente del Gobierno no se le puede chantajear así. Esto no es aceptable», señalan desde Moncloa. Se niega por supuesto que existiera una descoordinación con Félix Bolaños. Pero sí es cierto que, al verse obligado a reconocerle a Feijóo que habría cambios en la sedición, el PP interpretó que el Gobierno intentaba confundirles porque el ministro de la Presidencia se había dedicado a enfriar cualquier reforma en esa dirección.
En el PSOE sí que hay ruido interno respecto a la falta de pericia para haber conducido en paralelo dos negociaciones tan a priori incompatibles como eran los contactos con ERC para aprobar los Presupuestos, que derivaban en ese compromiso de abordar después un debate sobre la rebaja de la sedición, y la negociación con el PP para renovar el CGPJ. Todo en la semana en la que las Cuentas Públicas superaban su primera criba parlamentaria, la del rechazo a las enmiendas a la totalidad de los grupos de la oposición. «Se ha perdido el control del mensaje», reconoce un dirigente del partido, en referencia a que no se supo encapsular el debate sobre la sedición, evitando que se contaminase de las otras negociaciones en marcha. «La presión de ERC afloró y era difícil descartar públicamente algo en lo que había un compromiso explícito», afirman las mismas fuentes.
Un presidente regional, «atónito» ante la «descoordinación» en La Moncloa: «Ha faltado mando en plaza
En ese fracaso negociador todas las miradas se posan en Félix Bolaños como interlocutor principal con el PP, pero también con ERC. «Era muy difícil que el PP aguantase en estas condiciones», admite un diputado que sí advierte «cierta descoordinación» entre la posición de Bolaños, siempre muy cauto estas semanas y negando cualquier avance, con la del propio presidente. Porque fue Pedro Sánchez quien unas horas antes de hablar por teléfono con Alberto Núñez Feijóo el jueves por la tarde defendía en rueda de prensa desde Sudáfrica su compromiso de abordar la reforma.
El discurso oficial del PSOE contra el PP: «Al presidente del Gobierno no se le puede chantajear así. No es aceptable»
«Ha faltado mando en plaza», refería ayer un presidente autonómico consultado. Que se dice «atónito» al recordar que la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, se ceñía al discurso que Bolaños trasladaba al PP, el de que no había novedades, mientras otros ministros como Miquel Iceta o María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados, insistían en el «compromiso» con esa reforma del propio Sánchez.
Desde el PP, en cambio, fuentes de la dirección nacional aseguran que el mismo jueves en el que las negociaciones terminarían saltando por los aires a última hora de la tarde -mientras Sánchez volvía en el avión presidencial de su gira por varios países de África- fue Bolaños el que informó al PP de que Sánchez llamaría por la tarde a Feijóo (como efectivamente hizo) para dos cosas fundamentales: darle los nombres de los dos candidatos que serían designados por el Gobierno, como le corresponde, para dos de los puestos del tercio que toca renovar del Tribunal Constitucional y, sobre todo, tranquilizar al líder de la oposición y darle garantías de que la reforma de la sedición no iba adelante.
Después del malentendido por las palabras de la ministra María Jesús Montero, que ella misma rectificó, Moncloa volvió a explicar a los populares que la llamada del presidente será para descartar ese cambio en el delito de sedición, algo que al no ocurrir forzó el comunicado en el que Génova suspendía las negociaciones.
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