Una víctima de violencia vicaria se reencuentra 20 años después con los policías que le salvaron la vida en Valencia
El joven quería agradecer a los agentes que auxiliaran a su madre cuando su progenitor amenazó con matarlo a él y a su hermano en 2002
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Eran poco más de las cinco de la tarde del 29 de agosto de 2002 cuando una mujer se echó encima de un coche de la Policía Local de Valencia en la céntrica calle Colón con el terror en su rostro: su marido le acababa de decir por teléfono que iba a matar a sus dos hijos tras herirles de gravedad.
«Una situación terrible», recuerda el inspector, Antonio Suárez que coordinó aquel dispositivo. «Nos impactó tanto aquel servicio que no hemos hablado de aquella intervención hasta la fecha», apunta Raquel Almendros, una de las agentes que participaron en la detención del padre de familia. «Esa mujer pensó en sus hijos y consiguió al final con nuestra ayuda, por supuesto, salvar la situación y que ahora estén los tres tan bien», señala.
Una historia con final feliz que ha tenido una segunda parte dos décadas después. Uno de esos dos niños, que entonces tenía cuatro años, oposita ahora -con veinticuatro- para ser inspector de la Policía Nacional. A finales del año pasado, remitió un mensaje al cuerpo municipal solicitando un encuentro con los efectivos que le salvaron la vida.
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Hace unos días, él y su progenitora pudieron abrazar de nuevo a las personas -a las que se suman los agentes José Ramón y Jesús- que consiguieron atajar la situación en la central de la Policía Local de Valencia. «Somos unos supervivientes gracias a mi madre. Siempre he tenido latente las ganas de agradecer a los policías que nos salvaron», afirma Andrés, que aspira a seguir sus pasos profesionales y da un mensaje positivo: se puede salir de esto.
«Cuando ocurre algo así, siempre piensas que estas personas no van a superar un trauma tan grande. Sin embargo, te das cuenta de que el ser humano es tan fuerte que creo que aquí tenemos un claro ejemplo de resiliencia», añade la agente Raquel Almendros, muy emocionada. «Estábamos haciendo nuestro a trabajo, pero que te lo agradezcan así veinte años después es lo más bonito que le puede pasar a un policía», asevera.
«Aquel fue un caso claro de violencia vicaria, un intento de hacerle el mayor daño posible a una mujer, pero hace dos décadas no teníamos la misma conciencia con esta lacra terrorista. Aquí nos damos cuenta de todo lo que hemos avanzado y de todo lo que nos falta todavía», comenta el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, que admite sentirse impactado por los testimonios. En ese sentido, actualmente la Policía Local cuenta con el grupo GAMA, especializado en este tipo de casos, que protege a más de 600 mujeres en la ciudad.