Píldoras de educación

Dejemos que la EBAU madure

«Regresa la creencia de que evaluar por competencias genera incompetentes»

Francesc Nogales

Lo dice la RAE, rectificar es corregir las imperfecciones, errores o defectos de algo ya hecho, lo dice la misma RAE cuyos académicos se quejaban de la prueba de madurez que apuntalaba uno de los grandes cambios de la futura EBAU.

Lo decía Alexander Pope, poeta británico (para quien no lo sepa): «Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios». Uno de los aspectos que más polémica ha generado es la llamada «prueba de madurez», en la cual se le entrega al alumno un dossier o documento y lo analiza desde distintas perspectivas, sustituyendo así al examen de Lengua Castellana, lengua extranjera y lengua cooficial. Esta prueba de madurez supondría un 75% de la nota, aunque las universidades podrían ponderar las calificaciones en función de las carreras y especialidades a las que se presente el alumnado.

La EBAU es ese elemento que siempre genera quejas. Los alumnos se quejan habitualmente de lo injusto que es «jugarse el futuro» en una única prueba. Otra queja que ha ganado fuerza en los últimos años se refiere a las importantes diferencias entre exámenes de la misma materia en distintas comunidades, ya que todos los veranos vivimos la comparativa entre unos exámenes y otros a lo largo y ancho del territorio español. Existen quejas por el uso o no uso de las calculadoras científicas, ya que no hay un criterio unificado a nivel nacional y tener las competencias delegadas en las comunidades es lo que nos deja.

Las quejas habituales por parte de los docentes y correctores de las pruebas tendían con frecuencia a criticar el bajo nivel de los alumnos, la proliferación de faltas de escritura o la falta de profundización en las respuestas ofrecidas. Ahora se habla de bajada de nivel con esa prueba de madurez, una prueba que de momento nadie ha visto y por tanto no sabemos el nivel de exigencia. Regresa la creencia de que evaluar por competencias genera incompetentes, y todo apunta a que la competencia lingüística es incompatible entre distintos idiomas, pese a que dominar varios idiomas presupone mayor facilidad para adquirir otros nuevos. Quizás sea bueno recordar que con el modelo anterior un docente de Lengua Castellana corregiría esos exámenes, otro de Lengua Inglesa los suyos y uno de lengua cooficial los correspondientes, mientras que en la nueva EBAU, con un único examen parar esas tres lenguas, es bastante probable que no sean tres los docentes que los corrigen, y eso supone un ahorro de presupuestos y menos ingresos para los correctores.

El gobierno ha decidido de manera sabia, y ha optado por dejar que el tomate madure. Algunos tomates maduran en 40 días, pero otros necesitan tres meses. Sabemos que hay países como Reino Unido, Francia o Finlandia en los que cada universidad elabora sus propias pruebas y no existe una EBAU como tal. Otros países como Austria o Portugal ofrecen exámenes aunque con asignaturas unificadas, similares a la prueba de madurez propuesta, o modelos mixtos como el de Italia, en el que hay un examen que es el mismo en todo el país, pero luego las universidades también hacen sus propios test.

Nosotros avanzamos hacia un modelo competencial que acoge algunas cosas de países vecinos pero anteponiendo el sentido común. Pausar la propuesta en busca de un consenso es necesario, es necesario que la prueba garantice un nivel, y sea exigente, aunque en Suiza por ejemplo no exista ningún tipo de examen EBAU ni tampoco prueba de la universidad, y por el contrario en China las pruebas sean tan exigentes que se movilicen miles de ambulancias y equipos de primeros auxilios por el estrés generado, sabiendo que en China copiar en el gaokao (EBAU) suponga hasta siete años de cárcel.

Es tiempo para dejar la propuesta al sol, dejar que madure y analizar los puntos beneficiosos de cada punto y contrapunto, porque puntos positivos hay, y debemos reconocerlos. Rectificar es también contradecir a alguien en lo que ha dicho, por considerarlo erróneo, según la RAE, pero esa consideración no siempre es objetiva ni la contradicción necesaria.

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