Vicente Vera - Cambridge Circus
Whatever it takes o «lo que haga falta»
«No es deseable desde luego dar lugar a la figura de refugiados climáticos en España si no se toman medidas para evitar futuros desastres ecológicos»
Cualquier lector asiduo a las interpretaciones de las noticias económicas en los medios o interesado en conocer la evolución y la coyuntura de la economía española y de la Unión Europea seguro que recuerda el significado de estas tres palabras pronunciadas en el año 2012 por Mario Draghi , a la sazón presidente del Banco Central Europeo. Fueron tres palabras mágicas que ayudaron a evitar el mayor colapso económico en la Europa del euro. A partir de ese momento ascendió a los cielos de las finanzas comenzando un programa de compra de activos, inyecciones de liquidez, etc. Un absoluto departamento de bomberos monetarios que trataban de apagar la confusión del momento y el incendiario vocabulario alarmista en cuanto a la debacle financiera en Europa.
Ahora se ha producido el relevo en la cúpula del BCE y decimos adiós a -cariñosamente- SuperMario en su arriesgado quehacer en la gestión de la política monetaria y sus derivados, aunque aquí también podríamos decir aquello de “nunca llueve a gusto de todos”. Es obvio que ahora la gravedad de la crisis no es tan intensa y profunda, los bancos empiezan a demandar cambios en cuanto a la continuidad con los tipos negativos para las operaciones financieras habituales de los bancos minoristas: concesión de hipotecas, depósitos remunerados, etc. A partir de ahora la gestión de estos asuntos recae en una dama bien conocida por todos los ministros de finanzas de Europa. Hablamos de la insigne Christine Lagarde , con un perfil menos técnico pues no es economista, aunque se mueve con soltura en este ámbito de negociaciones con los problemas de inflación de las economías occidentales. Se argumenta que su idea es adoptar un programa continuista y procurar no llevar a cabo experimentos ante una coyuntura económica todavía sombría. En la mente y en los informes de todos los centros de análisis de coyuntura ronda el fantasma de la desaceleración económica para los próximos meses del año 2020. Hasta hoy predomina la cordura y nadie se pronuncia en cuanto a la gravedad o no de dicha desaceleración en economías como la alemana, locomotora por excelencia en el seno de la Unión Europea, lo tenemos peor en España con lo que se avecina.
Nos encontramos al final del año 2019 y salvo sorpresas extraordinarias no habrá cambios de ciclo ni aumentos o más disminuciones de los tipos de interés en EEUU o en Europa. La presidenta Lagarde aceptando acatar la política continuista de su antecesor mantendrá las cosas como están, ceteris paribus como dicen los economistas, manteniendo todo lo demás constante.
Otra cosa es lo que vaya a ocurrir después de la celebración en Madrid de la Conferencia del Cambio Climático Chile 2019. Todo un éxito político y mediático para el presidente en funciones Pedro Sanchez, debido a la crisis política interna en Chile la organización decidió trasladar el Congreso a Madrid. Esta ha permitido una total visibilización del Gobierno en funciones de España además de la visita de un buen número de representantes políticos de todo el orbe. Y por supuesto la visita también de la casi estrella superstar del ecologismo Greta Thunberg . Ahí es nada. Después de la primera semana de congreso todo ha quedado impregnado de mensajes proclamando la necesidad urgente de implementar medidas que permitan combatir el manido cambio climático . Así como apuntalar la irreversible sostenibilidad medioambiental a lo largo y ancho del planeta. No es deseable desde luego dar lugar a la figura de refugiados climáticos en España si no se toman medidas para evitar futuros desastres ecológicos que arruinen plantaciones agrícolas además de soportar temperaturas que en verano nos podríamos achicharrar o en invierno casi alcanzar el punto de congelación.
Y como empezamos esta reflexión hablando de bancos, también esta ola de concienciación ha llegado como no podría ser de otra manera al sistema bancario y financiero. Así, la misma Lagarde confirmaba que la institución del BCE se implicará en la lucha contra el cambio climático, y cómo será esto? Sencillamente dejando de comprar activos de forma masiva de empresas relacionadas con combustibles fósiles. Para continuar concediendo créditos a las empresas clientes estas tendrán que demostrar que se cumple con las exigencias que impondrá el supervisor.
De este modo se cierra el círculo entre la urgencia de un avance integrador de las medidas de política económica en aras de un saneamiento de los índices contaminantes de las ciudades más pobladas del mundo y su nexo de unión con la supervisión financiera del BCE y de otras instituciones europeas. De momento la figura de Donald Trump queda para un próximo congreso si un probable impeachment no se lo impide. Como ha manifestado el presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial (Davos), Klaus Schwab “las empresas deben comprender que han alcanzado un tamaño tal que se han convertido en una parte interesada de nuestro futuro común (stakeholder capitalism). Obviamente, la empresa debe aprovechar sus competencias básicas, su espíritu empresarial y sus habilidades, pero también debe trabajar con otras partes interesadas para mejorar el estado del mundo. Ese debería de ser su fin último.”
Es una evidencia que algo habrá que hacer entre todos los mandatarios democráticos y consumidores de todos los países que integramos el planeta Tierra. Pueden pasar dos cosas ante este tipo de mensajes apocalípticos , que suceda algo parecido al viejo cuento del lobo, aquel clásico que anuncia “que viene el lobo…” o por el contrario que todo el mundo se ponga a trabajar con devoción y convicción, pero los lideres al final pueden pensar en su respectivo subconsciente aquello que decía Giuseppe Lampedusa, el cambiar todo para que nada cambie. Tendremos que releer el Gatopardo o visionar de nuevo la película dirigida por Luchino Visconti, nunca se sabe.
Termino con una observación del escritor moralista francés Nicolás Chamfort (1741-1794) que nos ilustra argumentando que “los castigos físicos y las calamidades de la naturaleza humana han hecho necesaria la sociedad. La sociedad ha aumentado las desgracias de la naturaleza. Los inconvenientes de la sociedad han motivado la necesidad del gobierno y el gobierno añade a las desgracias de la sociedad. He aquí la historia de la naturaleza humana.” Esto lo pensaba en el siglo XVIII. Inaudito