¿Y las Fallas?

¿Y ahora qué hacemos? Incidencia desbocada, ingresos hospitalarios al alza, incidencia acumulada del coronavirus desmadrada, el turismo se desangra, el ocio nocturno firma su defunción. Las Fallas siguen, el Ayuntamiento no está. Hay cosas que siguen siendo difíciles de entender, por ejemplo que el alcalde de Valencia, Joan Ribó , no haya salido diariamente a la primera línea informativa con todo lo que está ocurriendo en la capital.

La incidencia acumulada supera los 700 casos, la presencia de Covid-19 en las aguas residuales se multiplica exponencialmente semana tras semana. Mucha ecología verde y mucho huerto urbano pero mensajes para la población los justos, estar en la primera línea, menos de lo justo.

No sé si con todo lo que está pasando el máximo responsable del Ayuntamiento de Valencia decidirá modificar sus vacaciones que ya notificó hace algunas semanas y en las que comprende desaparecer del consistorio precisamente en la semana del 23 al 29 de agosto . Una semana antes de la celebración de las Fallas, si estas llegan a desarrollarse, las más difíciles más complejas más raras y más emotivas de la historia. Pero claro, en marzo de 2020 estábamos en la ópera…

Todos queremos Fallas . Por lo social, por lo emotivo, por la tradición, por la historia, y por lo económico. Pero aún mes y medio de la plantá y con tendencia a empeorar en las próximas semanas la situación la pregunta es, si de verdad, merece la pena seguir o sería más prudente pensar en ir tirando el ancla.

Hasta entonces y más allá de la famosa frase de «trabajamos en varios escenarios ante la situación que se de en septiembre» , que como tópico pandémico queda muy bien, creo que es obligación del Ayuntamiento ante la actual momento concretar celebraciones en función de la situación. He defendido y defenderé siempre que lo último con lo que se puede jugar en esta vida, es con la ilusión de las personas. Y después de año y medio de pandemia, unas Fallas suspendidas en 2020 y todo lo que llevamos de 2021 la información para el ciudadano, que al final es el que disfruta y mantiene la fiesta debe ser veraz e inmediata. Además del plan A, yo iría trabajando en el B, C y D, no sea que a mediados de agosto haya que pasar al de «abortar misión» que por cierto y si desgraciadamente tuviésemos que llegar, solo espero que la mano a los que toman las decisiones les tiemble igual de poco que cuando ha vuelto decretar toque de queda y cierre del ocio nocturno.