Retratados en un año

Ha pasado un año de aquel fatídico 10 de marzo de 2020 que nos dio de bruces con la cruda realidad. Ese día y pasadas las diez de la noche, Ximo Puig, presidente de la Generalitat, comparecía ante los medios para anunciar la suspensión de las Fallas . Lo hacía después de una tensa reunión con sus socios de gobierno en la que Compromís le exigió seguir adelante con las celebraciones y no suspender.

Un año después, todos recordamos dónde estábamos o cómo conocimos la noticia. Un año después, miras atrás y encuentras “curiosidades” de interés. Por ejemplo que Compromís que esa noche quería que las Fallas y las Fiestas de la Magdalena se celebrasen a cualquier precio, esa misma formación que se ha tirado los últimos dos meses reclamando el cierre del gran comercio. Con los centros y grandes superficies comerciales abiertas, el resto de medidas adoptadas por la Generalitat han llevado en poco más de tres semanas la incidencia acumulada de 1.400 casos a menos de 60.

Supongo que, de puertas para adentro, del Palau alguien se lo habrá recordado, no sé. Ha pasado un año y de Podemos en el Consell, si alguien sabe algo que haya hecho de provecho en la gestión de la pandemia, que por favor me lo haga llegar. En el peor momento del mes de enero solo apareció para solicitar un confinamiento total de la Comunidad. Nada más y gracias por venir.

En ambos casos, y llevadas hipotéticamente esas propuestas adelante, el “roto” económico para el sector se hubiese contabilizado en cientos de millones de euros. Gestionar esta pandemia sigue obligando a un equilibrio entre salud y economía . El que no lo quiera ver, tiene un problema. En el Consell, dos no se han enterado, uno sí, afortunadamente este último es el que toma las decisiones.

Un año después de aquel 10 de marzo, ni somos más fuertes ni vamos a serlo. Mal convivimos con un virus que arrasa todo a su paso. El 10 de marzo de 2020 comenzó el partido que nadie sabe cuando enfilaba el camino de los vestuarios, pero mientras tanto, algunos han quedado retratados. Los que intentar gobernar a golpe de titular , los que se borraron en los peores momentos, los que aguardan desde el propio Consell otro repunte de las cifras para sacar la artillería. Si todo esto pasa pronto, apuntan que la legislatura en el Consell no llegará a 2023. Auguro adelanto electoral y a Puig no le faltarán razones.