Por quién doblan las campanas

En la vida seguro que de una u otra manera todo es importante. Lo que ocurre es que como en cualquier organización o sociedad hay prioridades.

Las del Ayuntamiento de Valencia viendo algunas de sus legislaciones más recientes llaman la atención. Lo de tirar y estirar desde hace siete años algunos tópicos como el de “ ciudad más amable “ empiezan a sonar a chirigota. La última normativa que aprueba el gobierno de Joan Ribó tiene que ver con la contaminación acústica. Regulará el tono e intensidad de los campanarios y prohibirá los altavoces y la música en la playa . Seguro que para alguno tiene su importancia, es muy probable que con esta normativa contribuimos al bienestar ya de paso de algunas aves migratorias que aniden por Valencia, pero siete años después de haber llegado al gobierno de la tercera ciudad de España creo que habría que haber solucionado antes que estas cuestiones las que de verdad son importantes.

Importante es que es la capital de la Comunidad Valenciana tarde hasta 18 meses en algunos casos en conceder el permiso de construcción para obras frente al plazo medio de dos meses de otras ciudades del área metropolitana, una buena forma de espantar inversión. Igualmente sería de mucho interés que antes de controlar si además de con toalla llevas un altavoz a la playa se diese curso a las licencias de obra de hoteles todavía por conceder desde hace años en Valencia y que se amontonan sin fecha clara de resolución. No estaría de más que con el aumento de peligrosidad y delitos que acechan a Valencia estuviésemos más pendientes de la seguridad de los valencianos antes que en el tañido de una campana. Las quejas por la limpieza de la ciudad han aumentado en un año un 27% ante el Síndic de Greuges. Y mientras todo esto ocurre hasta un total de seis artículos y un anexo regulan los toques de campanas de las iglesias, para hacérselo ver…