No es no

La semana en el Palau de la Generalitat ha sido intensa. Visita el miércoles de Pere Aragonés , presidente de Cataluña, una Comunidad que muy a su pesar sigue perteneciendo a España, y de Nadia Calviño , Vicepresidenta primera del Gobierno de España y jefa de las finanzas, el jueves. En ambos casos, fiasco.

Aragonés, que juega su partido y el resto de la humanidad se la trae al fresco, aprovechó la pregunta de un periodista para recordar a toda la sala, con Ximo Puig delante, que para alianzas que busquen una mejor financiación no está, ni con Puig ni con nadie. Cataluña va a la suya y él te lo restriega en la cara en tu propia casa. Tópicos al margen sobre el Corredor Mediterráneo y otras cuestiones de ámbito común, la visita te la podías ahorrar y a otra cosa.

Veinticuatro horas después Nadia Calviño , en la misma tribuna de oradores, volvía a dejar claro por enésima vez que lo del reformar la financiación va para muy largo, que las prioridades del Gobierno de España son otras y que si sabemos contar, no lo hagamos por un nuevo modelo de reparto. Desde hace seis años el Gobierno del Botánico se sienta en la Generalitat, desde hace tres y con colchones nuevos a su llegada, Pedro Sánchez duerme en Moncloa, ni lo uno ni lo otro ha servido para mejorar un ápice la posición de la Comunidad Valenciana, con pandemia y sin pandemia.

El Gobierno del Botánico ofrece serias muestras de fatiga en el peor momento. Con Podemos desintegrándose en dirección a no llegar siquiera al 5% en las próximas elecciones, con algunos de los altos cargos del Consell a los que espera un más que duro 2022 y con un PPCV que por primera vez en años está rearmado. La duda sigue sobrevolando el Palau, sobre cuando es el mejor momento para convocar unas elecciones en las que debes apartarte de las generales y a las que la llamada a urnas de Andalucía en breve y apuntando a victoria popular puede seguir invirtiendo tendencias. Tiempos duros para dirigir la estrategia.