Vicente Ordaz - Señal de radio

El golpe

Imagen de archivo del presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y la exvicepresidenta Mónica Oltra MIKEL PONCE

La política valenciana cierra una de las semanas más tensas e intensas que se recuerdan. Mónica Oltra está fuera del Consell , fuera de la política, ese monstruo capaz de triturar sin esfuerzo y en un abrir y cerrar de ojos brillantes y prósperas carreras. Albert Rivera pasó de llevar la etiqueta de futuro presidente del gobierno a sacar brillo a un despacho de abogados sin darnos cuenta. Pablo Casado estuvo a un voto de tumbar la reforma laboral de Sánchez para un mes después salir de la presidencia del PP a trompicones y con la etiqueta de chapucero. Ahora le ha tocado a Oltra . Tras el primer gobierno del Botánico su figura emergió con fuerza y su estela brillaba más que la de ningún otro conseller en la Generalitat. El martes y con malos modos, Oltra se fue, probablemente para siempre.

Antes de otras consideraciones, vaya por delante que siempre en su tiempo de vicepresidenta he tenido una buena relación con Oltra, con las discrepancias de criterios normales y puntos de vista diferentes en muchas cosas, pero siempre con respeto y excelente trato. Quizá por eso, me dolió más el fondo y la forma que empleó para su adiós .

Oltra se equivoca cargando como lo hizo contra Ximo Puig porque cada día que ha pasado en el cargo desde que el caso estalló, ha sido una prueba tácita y expresa de apoyar a su vicepresidenta. Pretender que Puig no tomase una medida es el enésimo sin sentido de esta escenificación. El jefe del Consell ha aguantado más de lo necesario , para él mismo...

Oltra se equivoca cargando contra la prensa porque desde que el caso fue público el respeto para su figura ha estado muy por encima de situaciones pasadas y menos graves con otros políticos. No puedes poner en valor a la prensa cuando dice lo que quieres escuchar y cargar contra los medios cuando las cosas se han puesto difíciles.

Oltra se equivoca pontificando y sentenciando sobre buenos y malos , sobre poderosos y desfavorecidos. Ella ha sido poderosa porque una vicepresidenta de la Generalitat lo es. Mientras tanto, ni Oltra, ni nadie puede situarse en una categoría moral superior para decidir quien es bueno y quien no lo es.

Pero por encima de todo, se ha equivocado Compromís . Nadie pensaba que Puig se atrevería a cesar a Oltra, error de cálculo grave y que precipitó casi todo, porque aunque Oltra insistiese en su rueda de prensa hasta en tres ocasiones, ni Puig ni nadie del PSPV mandó jamás la misiva a la coalición de una ruptura del pacto del gobierno. Puig avisó que la primera parada del caso estaba en la estación de Compromís, la segunda parada con final de recorrido en el Palau de Generalitat. La pieza era Oltra tras su imputación, no su partido.

Compromís no podía permitir que Puig cesase a Oltra, porque llegado a ese punto la coalición quedaba en una situación más que débil ante los suyos permaneciendo en el gobierno. Que no le engañen, a once meses de elecciones, con más de 100 altos cargos en el gobierno y más allá de bravatas públicas Compromís jamás se planteó marcharse del Botánico enviando a los suyos a cuarteles con una mano detrás de la otra, perdiendo presencia mediática y cuota de poder. Por eso la coalición había decidido apartar a Oltra, por eso la ex vicepresidenta dio el paso antes del escarnio público, por eso la cosa se resolvió como había calculado Ximo Puig. Bueno por eso, y porque la situación no daba más de sí...

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