Valencia pasa de albergar el mayor prostíbulo de Europa a declararse ciudad abolicionista

La capital del Turia, que durante más de 300 años cobijó un gigantesco burdel, abandera en la actualidad la reforma del marco legal para acabar con la prostitución

El descomunal burdel que convirtió a Valencia en el epicentro de la prostitución en Europa

El alcalde valenciano que no espera a la ley de abolición de la prostitución para multar a los puteros

Imagen de archivo tomada en el barrio de Velluters de Valencia ROBER SOLSONA
David Maroto

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Corría el año 1321 cuando el Rey Jaime II concentró a más de 200 meretrices en un gigantesco burdel ubicado dentro de las murallas de Valencia durante más de tres siglos. Un proyecto faraónico popular en la Europa medieval, que dista diametralmente de la condición de ciudad abolicionista que ha acogido la capital del Turia, que actualmente se erige como la principal abanderada en la lucha contra la prostitución en España.

«Valencia será una de las primeras ciudades en aprobar una ordenanza abolicionista y que, por lo tanto, se convierta en protectora de las mujeres más vulnerables», ha expresado la vicealcaldesa Sandra Gómez durante el primer foro sobre la abolición de la prostitución organizado en el 'Cap i Casal'.

El Ayuntamiento de Valencia ha iniciado el procedimiento administrativo para redactar una nueva ordenanza que sustituya a la de 2013, con el objetivo de combatir « nuevas formas de prostitución menos visibles », como la que se desarrolla en los pisos particulares.

Según el concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, «se debe ver esta batalla desde diferentes ámbitos con un punto de vista global », que también incluya modificaciones en la reglamentación de Actividades y de Espacio Público. «Debemos saber qué herramientas administrativas tenemos y qué podemos hacer frente a esos prostíbulos que tienen la apariencia de hoteles», ha manifestado el edil, quien ha apostillado que «no luchamos contra gente incompetente, por lo que tenemos que afrontar esta lucha con todas nuestras armas y de una manera decidida».

Imagen tomada durante el primer Foro sobre la Abolición de la Prostitución celebrado en Valencia AYUNTAMIENTO VALENCIA

Mientras que el Gobierno municipal formado por Compromís y PSPV-PSOE exhibe un punto de encuentro en la concepción abolicionista, el Ejecutivo autonómico -compuesto por dichas formaciones más Podemos-, no acaba de sintonizar los argumentos de la consellera de Justicia, Gabriela Bravo , y de la titular de Igualdad, Mónica Oltra .

Mientras que Bravo defiende una postura similar a la que ha adoptado el Ayuntamiento de Valencia, Oltra cuestiona la estrategia de su compañera de Gobierno al considerar que para erradicar la prostitución «hace falta más que una política punitivista» y que la calificó de propuestas «de brocha gorda». Además, consideró una « profunda estulticia » enfrentar regulación y abolición cuando la segunda «es un marco regulatorio».

En el caso del Consistorio liderado por Joan Ribó (Compromís), no parece haber brotado dichas discrepancias entre las dos formaciones de izquierda como sí lo han hecho entre dos conselleras que mantienen una relación de alto voltaje desde hace años. Por contra, la vicealcaldesa Sandra Gómez matiza que «no se puede ser progresista y defender que el proxenetismo es una especie de libertad de empresa, que son emprendedores a los que hay que normalizar o blanquear, o que los puteros son consumidores que tienen derechos».

«No se puede ser progresista y defender que el proxenetismo es una especie de libertad de empresa»

Asimismo, la edil socialista ha argumentado que la prostitución «no es un trabajo sexual en el que existe un contrato laboral con libertdad de empresa y consentimiento», porque «en realidad, es una forma de aprovecharse de las mujeres pobres, vulnerables y migrantes». Por ello, pide una « reforma potente » del Código Penal que pene «todas las caras el proxenetismo».

Un debate que llegó la semana pasada al Congreso de los Diputados , donde se aprobó la tramitación de la ley que recoge la modificación del artículo 187 del Código Penal para que se «castigue de forma general el proxenetismo sin exigir relación de explotación».

Una postura implacable frente a la prostitución que contrasta con lo relatado en los libros de historia medieval de la capital del Turia, pues en el siglo XIV Valencia albergó el lupanar más grande y conocido de toda Europa . Tras recuperar la ciudad al Islam, el rey Jaime II prohibió a las meretrices trabajar en la calle y les ofreció la posibilidad de «bailar en el lugar que ya tienen habilitado para estar», según la documentación del historiador Manuel Carboneres.

Ilustración de un burdel ABC

Un lugar cercano a los barrios actuales de Roteros, Morería y la Pobla en el que se dispuso una comunidad dirigida por un Regente , que permaneció activa durante más de tres siglos hasta que en 1651 el arzobispo y virrey de la ciudad, Fray Pedro de Urbina , clausuró el burdel para que las mujeres «pasaran a servir o estar en sus casas» si no querían ser expulsadas de Valencia en diez días.

«¡En los pocos días que estuvieron en Madrid las tropas del archiduque Carlos, el rival de Felipe V, dejaron en los hospitales más de 2.000 hombres atacados del mal venéreo! ¡Prueba grande de que no basta quitar un vicio por medio de un decreto, cuando, como el presente, está fundado en nuestra flaca naturaleza!» , recogió Carboneres en sus escritos sobre la «mala idea» de cerrar el lupanar.

«Un viajero afirmó que contabilizó «entre 200 y 300 meretrices» en el lupanar, en el que llegaban de diversos puntos de España y profesaban diferentes religiones»

No era un edificio como tal, sino varias calles donde se levantaron diferentes hostales en el que esperaban las prostitutas que debían de recibir la licencia de la Justicia Criminal para alquilar una habitación en las múltiples hospederías o viviendas de los hostaleros de la mancebía.

Un viajero afirmó a comienzos del siglo XVI que contabilizó «entre 200 y 300 meretrices » en el lupanar, en el que llegaban de diversos puntos de España y profesaban diferentes religiones, pues estaban prohibidas las relaciones entre personas con distintas creencias. Incluso, las autoridades controlaban que las prostitutas no trabajaran antes de la misa de los domingos, así como durante la Semana Santa.

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