Valencia
Un informe critica que la restauración de la Virgen de los Desamparados «alteró radicalmente» su expresión
El documento, que no viene firmado, denuncia que la rehabilitación no ha recuperado el rostro destruido durante la guerra civil
La restauración de las imágenes de culto es siempre especialmente delicada, y la de la Virgen de los Desamparados y su camarín , realizada en 2013 por el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (Ivacor), tampoco está exenta de polémica. ABC ha tenido acceso a un informe técnico –por el momento, sin firma ni atribución nominal- en el que se cuestiona la metodología aplicada en la última restauración de la “Geperudeta”.
El documento, que consta de diez páginas con fotografías, circula desde hace semanas por los correos electrónicos de varios restauradores a los que se ha pedido una segunda opinión sobre las conclusiones. Este periódico no ha podido confirmar la identidad de los autores del informe, aunque fuentes próximas a los mismos aseguran que “ ha sido redactado por un grupo de historiadores y especialistas en restauración , tanto de dentro como de fuera del propio Ivacor”.
La polémica hace referencia al rostro de la Virgen, que era el área más deteriorada de la escultura al estar más expuesta que el resto al humo y la suciedad. El informe critica que no se aprovechase la intervención de hace tres años para restituir los rasgos faciales que caracterizaban esta imagen antes de su destrucción durante la guerra civil española. La actuación del Ivacor se centró en limpiar y recuperar la policromía del rostro de yeso con el que Jose María Ponsoda (Barcelona, 1882 – Valencia, 1963) y Carmelo Vicent reconstruyeron el rostro de la imagen en 1939 para subsanar los destrozos sufridos por la imagen durante la contienda. Esta intervención fue muy criticada en su día por las diferencias morfológicas de la propuesta de Ponsoda con respecto a la anterior versión, que aún así tampoco era la original.
La imagen primigenia de la Virgen de los Desamparados , realizada en cartón y por tanto perteneciente a la escultura ligera valenciana del siglo XV, “tenía la cara fina, con barbilla estrecha, ojos pequeños y rasgados, nariz recta y menuda y labios finos sobre una barbilla con un hoyuelo ligeramente apuntada”. Es decir, seguía el canon de belleza religiosa de ese periodo en Italia y Francia. Tres siglos después se realizó una primera intervención importante en la que se esculpió un nuevo rostro, esta vez de yeso policromado. Ésa es la imagen de la patrona de la ciudad que perduró hasta 1936, y por tanto, “la que los fieles reconocían”.
El documento anónimo antes citado – que incluye fotografías comparativas antiguas y actuales - se pregunta por qué el Ivacor no utilizó en 2013 las mascarillas (el molde en negativo) que existen de aquel rostro, en lugar de restaurar el realizado por Ponsoda, en el que “se aprecia un engrosamiento importante de todo el rostro, especialmente en las sienes, mejillas y zona de la barbilla”. “¿Por qué Ponsoda no hizo caso de las mascarillas que había de la Virgen? Esto viene a demostrar que en la vida existieron y existen personas que priman su ego por encima de la honestidad y el bien hacer””, reza el documento.
La versión del Ivacor
Desde el Ivacor ofrecen una explicación diferente. Greta García , técnica en conservación y restauración de pintura de caballete y escultura policromada, argumenta las razones por las que al acabar la guerra se encargó a Ponsoda esculpir una nueva cara para la Virgen , en lugar de recurrir a la mascarilla que efectivamente se había realizado en 1923 con motivo de una visita del rey Alfonso XIII a Valencia.
“Sabemos que al estallar la guerra sacaron a la Virgen de la Basílica una noche escondida en un camión de patatas y la llevaron al Ayuntamiento de Valencia, que es el lugar donde el cofrade mayor indicó que la escultura estaría más segura. Esa misma noche la trasladaron a una parte del archivo y levantaron un muro de ladrillos para ocultarla. Se levantó acta notarial de las joyas que llevaba y del estado de la imagen , a la que se le había caído un brazo y tenía el rostro destrozado. Su paradero se mantuvo en secreto hasta que, al acabar la guerra, los ciudadanos empezaron a preguntarse qué había sido de la escultura. Es cuando el alcalde ordena que la reconstruyan. Lo hicieron en un solo mes y no utilizaron la mascarilla con los rasgos conocidos de la Virgen porque, según cuenta la tradición oral, la persona que la tenía pertenecía al bando republicano y vivía en Barcelona. Así que el alcalde encargó realizar un rostro nuevo a un escultor próximo al régimen”.
“Ponsoda hizo lo que pudo, aunque está claro que los rasgos anteriores eran más bonitos y aniñados –continúa García, responsable junto con Rosa Román de la restauración de la Virgen -. Sea como sea, nosotros nos limitamos a seguir los criterios modernos de restauración, que dictan que ha de realizarse la mínima intervención posible que asegure la conservación de la pieza. Limpiamos la policromía del siglo XVIII, las manos, el oro de la escultura, la peana, y el rostro de Ponsoda, porque es el que había. La opción de retirarlo y reconstruirlo con los rasgos anteriores a la guerra civil hubiera sido una barbaridad”. La técnica del Ivacor apunta por su parte que la Cofradía de la Virgen de los Desamparados, propietaria de la imagen, “decidían en todo momento qué se hacía y qué no. Todo estaba consensuado”.
Los ojos de la Virgen
El documento critico con la intervención del Ivacor se detiene también en el análisis de los ojos de la virgen, que según los firmantes “presentan un color más claro después de la restauración , en lugar del tono oscuro, casi negro, de la imagen original. “El cambio de color del iris es tan diferente que ha cambiado su expresión radicalmente”, reza el texto. En este punto, Greta García defiende que ese es “el color que apareció en los ojos al levantar el barniz y limpiar la suciedad”.
Por último, el informe adjunta dos fotografías de la Virgen sin la cabellera postiza para mostrar “un enorme clavo que atraviesa la parte baja de las mejillas”, provocando “un importantísimo e irreversible daño en la materia”. En la restauración –añaden- “nunca debe eliminarse, dañarse ni perforar mínimamente el soporte del mismo” . Los responsables de la restauración explicaron a ABC que se decidió introducir este elemento para sujetar los pesados pendientes de esmeraldas que suelen colocar a la imagen ya que los antiguos enganches no impedían la oscilación de los pendientes, que producían una erosión constante al rozar la policromía original de la escultura. “Le pedimos a un orfebre que creara una estructura con un sistema de argollas que impidiera que siguiese deteriorándose”.
A expensas de conocer qué tipo de acción llevarán a cabo los autores del informe, esta semana el Ivacor anunció que el próximo 25 de marzo, en el marco de la I Jornada de Escultura Ligera que se celebrará en el Museo de Bellas Artes, las restauradoras Greta García y Rosa Román explicarán en una conferencia abierta al público la intervención acometida sobre la Virgen de los Desamparados de Valencia. En plena festividad de las Fallas 2017, la polémica está servida.