Valencia
Giuseppe, el taxista «happy» que mima a sus clientes con Mozart, nueces y tabletas de chocolate
Crece la popularidad de este conductor valenciano, cuya página de Facebook acumula más de 3.500 selfies
Giuseppe se define como un taxista al que le gusta «repartir felicidad» , y a tenor de su creciente popularidad entre los usuarios de taxi de la ciudad de Valencia, parece que tiene éxito en su empresa. En realidad, su receta para alegrarle el día a sus clientes es muy sencilla: simpatía, buena música, algo de conversación , y unos detalles para llevarse a la boca.
No subimos al coche y nos llena los oídos una sinfonía de Mozart: «¿Os molesta la música? ¿Preferís deportes, coloquios, noticias…?» No, en absoluto. « Me gusta escuchar a Mozart porque la música clásica da armonía al viaje –nos cuenta-. Además, está demostrado que sus composiciones estimulan el pensamiento positivo».
Desde que decidió introducirse en el mundo del taxi hace poco más de dos años y medio, este conductor valenciano de orígenes italianos repite el mismo gesto muchas veces cada día. Alarga la mano hasta la guantera del coche, donde guarda tres táperes con su trilogía favorita de sabores : nueces «compradas en el Mercado Central, peladas y de nueva cosecha, para que no se amarguen y conserven todos los aceites y todo el sabor»; saladitos, «muy típicos de Valencia, y a punto de sal» , y por último, «y no menos importante», una onza de chocolate. Cada mañana sin fallo prepara estos recipientes antes de salir de casa. «No calculo lo que me gasto en esto al final de mes, pero tampoco me preocupa.
Los «Happy moments» –que es como él denomina a estas experiencias- se sellan habitualmente con un selfie. Su página de Facebook (The Unique – Taxi Driver) , con cerca de 2.000 seguidores, contiene más de 3.500 retratos sonrientes del propio Giuseppe con sus clientes. «Un cien por cien de las personas que han pasado por aquí, tanto españoles como extranjeros, me han dicho que es la primera vez que un taxista les ofrece algo », por eso acabé poniéndome el sobrenombre de «el único».
Nuestro protagonista no se considera especialmente espiritual ni hace alusión alguna al karma, pero reconoce que lo suyo tiene un poco de «egoísmo»: «Si te doy felicidad, yo me cargo de felicidad ¡Es adictivo!».
La competencia de empresas de transporte privado con viajeros como Uber y Cabify ha puesto de uñas a los taxistas tradicionales, que ven con impotencia cómo los usuarios optan cada vez más por estos servicios alternativos, que ofrecen mejores tarifas o mayor comodidad ¿Ha llegado el momento de espabilarse? «Mi objetivo no es fidelizar clientes, ni ganar fama, ni más o menos dinero, aunque es posible que me den más propinas. Es una actitud ante la vida». Una actitud que ha acompañado a este hombre allá donde ha trabajado. «He cultivado naranjas, he tenido un negocio, he trabajado recogiendo basura con escoba… y siempre he estado satisfecho con lo que he hecho. El día que deje el taxi y me dedique a otra cosa , me adaptaré para seguir siendo feliz».