Tabarca
El turismo de la isla poblada más pequeña de España, amenazado por el cambio climático
Los vecinos se debaten entre sus demandas de mejora del transporte y las peticiones de partidos políticos de restricciones a las visitas

El cambio climático y la vulnerabilidad que entraña para la posidonia y los fondos marinos se han convertido en una amenaza para el turismo de Tabarca , la isla poblada más pequeña de España, en Alicante. Mientras partidos como Compromís han pedido en el Senado medidas restrictivas de acceso a este enclave, los vecinos siguen reivindicando una mayor frecuencia de transporte para poder seguir trabajando y viviendo.
El senador Carles Mulet ha lamentado que «los respectivos gobiernos no se tomen seriamente la necesidad de proteger la posidonia marina y otros hábitats o dejar estos pequeños y emblemáticos espacios a su suerte frente a la sobreexplotación turística o el cambio climático».
Tabarca, con medio centenar de personas censadas, recibe cada verano unos 150.000 turistas, llegando en jornadas punta a 10.000 personas, según Compromís, que considera que hay «una presión turística desgraciadamente habitual en las costas y espacios naturales, sobre la cual hay que actuar».

En cambio, la presidenta de la asociación de vecinos Isla Plana de Tabarca, Carmen Martí , desmiente esta afluencia de visitas. «En Compromís utilizan unas cifras que no existen , ya hace años que lo dicen, 10.000 personas en un día no caben, ni siquiera yendo en barcos particulares», asegura, además de añadir que ya no discuten nada, sobre este asunto: «Estamos cansados de desmentir eso».
«Es complicado, hablar de prohibiciones lo encuentro absurdo , lo que tienen que poner es un transporte público y así se controla el número de turistas que vienen, porque ahora no tienen los datos a nivel electrónico, no he visto a nadie contar los pasajeros», señala Martí.
Reconoce la portavoz vecinal que en verano, algún domingo, si hay si hay barcos de más capacidad que llegan, pero esos pasajeros «no pisan la isla».
Pendientes de la Generalitat
Desde hace tres años, en Tabarca esperan que se aplique una Proposición No de Ley (PNL) para contar con ese transporte marítimo público regular que cubra las necesidades de los que se desplazan para trabajar a diario al continente.
Como referencia, aspiran a una realidad como la de la isla de la Graciosa (Tenerife) , e incluso la visitaron durante una semana para compararse y siempre la ponen como ejemplo «Tenían el mismo problema: empresas privadas que trabajan para el turismo y cada uno iba como podía, algunos con su barquito», relata Martí.
Después de las peticiones vecinales, se les dotó del servicio y el residente paga un 25%. De tener censados 200 habitantes, ahora tienen más de 700 vecinos y escuela, centro de salud nuevo, «puerto bien señalizado y hay mucho movimiento». La representante de Tabarca concluye: «Han conseguido repoblar la isla, es lo que queremos».
«La Administración se está riendo de nosotros, se aprobó en 2018, a requerimiento del Síndic de Greuges . Nos han dicho en Valencia que están haciendo el proyecto, pero no lo sacan a concurso, pedimos como mínimo tres viajes diarios y que se mantenga en invierno», reivindica.
En línea opuesta, Compromís pretende limitar el tránsito a Tabarca y recientemente ha visitado la isla, donde ha recabado el apoyo de otros vecinos a sus planteamientos.
«Son propuestas que van en consonancia con las argumentadas en el debate de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, ya que todos los indicadores nos apuntan a la fragilidad de nuestra zona costera y los efectos que tendrá especialmente el cambio climático en el Mediterráneo», según Mulet.

Ha solicitado desde el Senado al Gobierno distintas medidas, en una moción registrada reclama la declaración del perímetro de la isla de Tabarca como Zona Marítima Especialmente Sensible (ZMES) de la Organización Marítima Internacional, para reducir el riesgo de daños por accidentes de navegación en lugares de gran valor ecológico.
El texto reclama que se realice, en colaboración con otras administraciones competentes, un estudio de impactos para determinar la capacidad de carga turística sostenible que permita la conservación de la isla, el perímetro marítimo, así como todos los hábitats implicados, e implantar un sistema de boyas ecológicas que garantice la conservación del fondo marino.
Acerca de sus objetivos, Mulet enfatiza que «son urgentes medidas para que la gente pueda vivir y trabajar en una isla tan singular como esta, con servicios de calidad a la población y que permitan afrontar la adaptación ante la fragilidad de nuestra zona costera y los efectos que tendrá especialmente el cambio climático en el Mediterráneo».
En definitiva, unos y otros están de acuerdo en que la meta es facilitar la existencia a los moradores de esta isla singular, si bien discrepan en los medios para hacerlo.