Alicante
El testigo protegido del crimen de Polop declara que Juan Cano le encargó «matar al alcalde»
Al negarse a asesinar a Alejandro Ponsoda, los instigadores le preguntaron cómo hacerlo y él les sugirió dos nombres
El testigo protegido del juicio por el crimen a tiros del alcalde de Polop (Alicante) Alejandro Ponsoda, del PP -y principal prueba en la investigación- ha declarado en el juicio que el sucesor de la víctima en la alcaldía, el también popular Juan Cano , le encargó a él mismo en una reunión con otras personas el asesinato , un tiempo antes de que ocurriera a manos de otros. Asimismo, ha precisado que al negarse a aceptar el «trabajo», le preguntaron cómo llevarlo a cabo y él les sugirió dos nombres de sicarios.
Así lo ha asegurado ante el tribunal quien involucra a los siete acusados, entre ellos el referido Cano, en la tercera sesión del juicio con jurado popular que se sigue en la Audiencia Provincial de Alicante por el crimen, donde ha estado separado de los acusados por dos biombos.
Ha apuntado que la reunión tuvo lugar en uno de los reservados del club de alterne Mesalina , donde ha dicho que trabajaba de portero por 70 euros diarios, y ha añadido que también estaban el empresario del calzado Salvador Ros, el dueño del prostíbulo, Pedro Hermosilla, el gerente del establecimiento, Ariel Alberto Gatto, y una pareja más de los que no recuerda la identidad porque, además, no hablaron.
El testigo protegido ha relatado que contestó que "no estaba interesado" en materializar este encargo y ha aclarado que no fue por dinero, los 35.000 euros que le ofrecieron , sino porque quería abandonar el "inframundo" en el que vivía, con trabajos en clubes nocturnos de Benidorm y La Cala de Finestrat.
Ha indicado que Cano y las otras personas le preguntaron si sabía el procedimiento de efectuar el crimen y el pago, y ha continuado que lo explicó y que ofreció los nombres de dos amigos que también eran porteros de clubes de alterne, los acusados checos Radim Rakowski y Robert Franek, aunque ha insistido en que desconoce si ellos realizaron finalmente el trabajo.
Ha manifestado que planteó los nombres de Radim y Robert porque, "aunque suene mal", eran sus amigos y les quería dar trabajo y los consiguientes ingresos.
También ha comentado a los seis hombres y tres mujeres del jurado popular que el procedimiento de pago de un encargo de estas características es dar un anticipo para, tras el crimen, abonar 999 euros en 15 cuentas bancarias diferentes a favor de los sicarios.
Entre las personas que le encargaron el crimen estaba al que se le conocía en el club "el director", en referencia al oficio de Cano de antes de ser concejal y alcalde como director de una oficina de la extinta Caja Mediterráneo (CAM) en Polop.
Y ha explicitado que el encargo era "para matar a una persona que era el alcalde de Polop" y que entre los que tomaba la palabra era Cano, de quien sabía que era un cliente importante "porque le llamaban 'el director' y entraba en la sala VIP ", donde los dueños del club le proveían de droga .
Amenazado de por vida
El testigo protegido ha asegurado que la ley de protección de la que disfruta no le ha beneficiado sino todo lo contrario, ya que su vida es un "caos" ya que en los últimos doce años ha tenido que cambiar ocho veces de domicilio y varias veces de ciudad, hasta vivir actualmente en un destino que no ha querido concretar.
Ha relatado que vive bajo la protección de la Guardia Civil por las amenazas de muerte que tiene "de por vida" (" llevo una diana a la espalda "), y ha agregado que hace años le intentaron sobornar por una cantidad indeterminada de dinero, lo que rechazó.
"Me han desterrado de Benidorm , donde he perdido mis amigos. Mi vida es un caos y saldré de aquí (del juicio) sin dinero ni nada y con", ha repetido, "una diana en la espalda".
La declaración de este testigo protegido es crucial en el caso porque su testimonio incriminó a Cano y al resto de acusados, a los que se pide 25 años de cárcel en el caso del político, del empresario y los responsables del Mesalina, mientras que para los tres supuestos sicarios (los dos checos y Raúl Montero) la petición es de 27 por tenencia de armas.
Los dos vecinos que atendieron a Ponsoda inmediatamente después de que le dispararan han declarado que el padre de la víctima, al que alojaron en su casa hasta que llegaron los servicios de emergencia, atribuyó en un primer momento el crimen a "un matrimonio de franceses" de quienes Ponsoda "había recibido amenazas" por una disputa referente a permisos urbanísticos.
Ambos testigos han relatado que la noche de autos estaban cenando y que escucharon "tres petardazos" que achacaron a juegos de niños, tras los que oyeron "pasos de dos o tres personas" que salían huyendo. Ambos han negado que escucharan algún vehículo.
Posteriormente, han manifestado, el padre de la víctima llamó a su puerta para pedir ayuda y, mientras la vecina llamaba al 112, su marido acudió junto al padre de Ponsoda al vehículo en el que se hallaba, donde permanecía "lleno de sangre, en la frente y en el pecho".
En ese momento, sigue el mismo relato de los hechos, Ponsoda "dejó de pisar el freno del coche", que comenzó a moverse por la pendiente del aparcamiento en el que se encontraba. Mientras los dos hombres detenían el coche, la mujer procedió a "echar el freno de mano".
A preguntas de un letrado, la pareja de vecinos ha recordado que aquel día vieron a una persona desconocida "alto, rubio y con el pelo largo y con bigote y barba" que preguntó por lo que pasó y que permaneció en la pedanía de Xirles, en la que vivía Ponsoda, durante una semana. Y "nunca más apareció" por allí.
«Acoso psicológico»
Por su parte, las hijas de la víctima han asegurado que acusado de instigar el crimen, Juan Cano, acosaba psicológicamnete a su padre. De hecho, una de ellas ha afirmado que sometió a su progenitor a una continua " presión psicológica" en las Juntas de Gobierno del Ayuntamiento, en las que le insultó y le vejó con frases como " come mierda ", "no vales para nada", "solo vales para ir a misa", "no te quieren ni tus hijas" o "no te quiere ni el pueblo".
Asimismo, esta hija, que sigue trabajando en el Ayuntamiento, ha explicado que en 2016 Juan Cano se acercó a su puesto de trabajo y le insultó diciéndole: "A tu padre le han matado porque era un maricón" al tiempo que le espetó que padecía sida y mantenía relaciones sexuales sin preservativo.
Las dos hijas de Ponsoda han afirmado que vivieron varios episodios de enfrentamiento entre Juan Cano y su padre, entre otras, por cuestiones relacionadas con el puesto de trabajo en el Ayuntamiento de una de ellas, al negarse a firmar su contrato en la fecha límite y firmarlo un día después, "para que mi padre fuera detrás de él como un perrito faldero.
Una de ellas, a preguntas de la defensa de Juan Cano, ha declarado que el 22 de octubre de 2007 aseguró ante la Guardia Civil que su padre había recibido amenazas por parte de un matrimonio francés , a raíz de una expropiación de terrenos en el pueblo, con frases como " si me tocas el terreno va a correr la sangre " o "a partir de ahora vas a tener problemas". Ambas han afirmado, además, que en la lista de enemigos del alcalde que la Guardia Civil les solicitó no figuró el nombre de Juan Cano.
La hija pequeña del alcalde ha explicado que, en 2007, la lista electoral no le gustaba a Ponsoda pero le obligaron a presentarse porque "era muy querido y ganaba con mayoría absoluta". Además, ha relatado que, ya en 2003, el PP de Alicante llamó a Ponsoda y que a su vuelta le comentó que no podía "defender lo indefendible", en alusión a las grabaciones en donde presuntamente Cano extorsiona a un empresario.
Por su parte, la hija mayor, que ha relatado que escuchó tres detonaciones la noche del asesinato de su padre, ha asegurado que no encontró en Juan Cano ninguna empatía ni en el hospital ni en ningún lado. Respecto a los 3.000 euros en efectivo que les dio el entonces teniente de alcalde de Polop para poder hacer frente a los gastos, ha afirmado que les dijo que "ya se lo devolverían ".
Por otra parte, ha declarado un matrimonio de Xirles que acudió al domicilio de Ponsoda, tras ser avisado por el padre de la víctima de que había sido tiroteado. Según su versión, estaban terminando de cenar -en una vivienda ubicada a 50 metros del escenario del crimen-, oyeron dos o tres "petardazos" y pasos corriendo de varias personas, "que atribuimos a los niños del pueblo", han declarado. Ambos han confirmado que no escucharon ni vieron ningún vehículo.