CULTURA

«La tecnología está quitando espacio a los compositores de bandas sonoras sinfónicas»

El director de la Film Symphony Orchestra, Constantino Martínez-Orts, se marca el reto de que «los jóvenes se den cuenta de que una orquesta mola»

Imagen de Constantino Martínez-Orts junto a unas partituras MIKEL PONCE

MARTA MOREIRA

Constantino Martínez-Orts se ha pasado media vida defendiendo a capa y espada la música de cine. Sacándola del segundo plano para ofrecérsela a los espectadores en todo su esplendor: en grandes auditorios y con sus partituras y orquestaciones originales. Madrileño de nacimiento y valenciano de adopción, este compositor y director decidió salir al extranjero para especializarse en un género, las bandas sonoras, que en España todavía no se tomaba en serio.

Después de vivir en Londres y Nueva York regresó a España , donde formó la primera orquesta sinfónica nacional consagrada a la música de cine; un proyecto privado que no ha dejado de crecer. Con una formación estable de 70 músicos, la Film Symphony Orchestra se ha hecho un nombre a costa de agotar localidades y acercar la música sinfónica a nuevos públicos. Hablamos con Constantino Martínez-Orts en el Palau de la Música de Valencia, donde dirigirá los días 19 y 20 de diciembre un programa que incluirá, como primicia en España, canciones de «Matrix» y «Los Vengadores».

-La ópera tiene a Verdi y a Mozart, el cine tiene a Bernstein, Badalamenti, Morricone… Pero ¿cuáles son los nuevos maestros de bandas sonoras? ¿Hay buen nivel en España?

-Hay una generación de músicos de treinta años que apunta muy fuerte, entre ellos muchos españoles como Alberto Iglesias, Lucas Vidal, Víctor Reyes o Federico Jusid. A nivel internacional, yo destacaría a Alexandrer Splat («Imitation Game», «Hotel Budapest») o al islandés Jóhann Jóhannsson, que he incluido en nuestro programa con la música de «Teoría del todo», con la que fue nominado el Oscar, y que pone los pelos de punta. Por su parte, Hans Zimmer no me gustaba mucho en sus inicios, pero me parece que hace cosas muy interesantes desde que hace películas para Christopher Nolan («Interstellar», «Origen»), en las que trabaja con electroacústica y sinfónica, en una mezcla muy curiosa entre Strauss y Xenakis.

-¿El programa es muy variopinto, parece que hay más interés por mostrar diversidad que por seguir un hilo conductor?

Evitamos ir a lo de siempre. Incluimos clásicos, como «Ciudadano Kane»; románticas, como «Leyendas de Pasión»; ficción, como «Independence Day» o «Los vengadores» y, música que no se había tocado nunca como «El Bosque». Levantar al público con «Superman» es fácil, por eso ya no lo pongo en programa. Lo tocamos, pero de bis.

-¿Es una manera de atraer a los jóvenes al música sinfónica?

-La Film Symphony tiene un fondo pedagógico muy importante. Quiero que los jóvenes y los niños se den cuenta de que una orquesta «mola».

-¿Hasta qué punto ha relegado la música electrónica a la sinfónica en el campo de las bandas sonoras?

La tecnología está abriendo texturas nuevas y una concepción más contemporánea del sonido del cine, pero se están perdiendo los discursos sinfónicos más elaborados. Está quitando espacio al oficio del compositor.

-¿Trabajar con bandas sonoras obliga a lidiar con las distribuidoras y a pelear por los derechos de autor ¿hasta qué punto complica la viabilidad del proyecto?

-Los derechos con caros y difíciles de conseguir. Es una gran limitación, porque encarece mucho las entradas y complica el proyecto.

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