SOCIEDAD

Las sonrisas de las personas desfavorecidas

Un grupo de jóvenes voluntarios valencianos pone en marcha un proyecto de atención individualizada de colectivos vulnerables

Una de las voluntarias con una menor a las que atienden en el proyecto ABC

R. B. CRESPO

Encender una sonrisa de esperanza entre las personas más desfavorecidas. Ésta es la misión principal de un grupo de siete jóvenes estudiantes universitarios valencianos que han puesto en marcha un proyecto de atención individualizada entre colectivos vulnerables , como los menores, los mayores y la gente sin hogar.

«Despierta sonrisas» comenzó en el pasado septiembre. El planteamiento inicial era, explica Chelo Mata, una de las responsables, reunir todas las cosas que debería tener un voluntariado. «Cada uno de nosotros ya lo realizábamos de forma individual, por lo que al contar con experiencias nos gustó la idea de conocer y colaborar en los tres ámbitos», señala.

Para ello contaron con el apoyo de la Fundación Iniciativa Social. A través de ella, contactaron con diversos centros de atención a estos colectivos, además de con asistentes sociales del Ayuntamiento de Valencia y con los mismos voluntariados con los que trabajaban antes. Ahora trabajan con un colegio, con un asilo y con un proyecto para personas sin hogar .

A los niños les dan clases de refuerzo extraescolares . Aunque no son menores de entornos especialmente conflictivos, sí suelen provenir de barrios marginales y se enfrentan a amplias problemáticas. El plan consiste en la realización de los deberes del día y una manualidad. Al finalizar la tarde, a aquel que haya realizado mejor las tareas le dan un regalo.

En el caso de los ancianos , los escuchan y los acompañan. «Queremos darles vida, rejuvenecerles y alegrar el ambiente. Organizamos juegos en parejas mayor-volunatario, liguillas internas y actividades o manualidades. También queremos despertar la sonrisa en este colectivo, y para ello destacar al mayor de la semana», detalla Chelo.

En cuanto al colectivo sin hogar , también realizan un acompañamiento de forma individualizada en una casa a la que acuden los fines de semana estas personas. «En ella organizamos las duchas, consignas, preparamos la comida o meriendas y estamos con ellos. También podemos realizar juegos de cartas o dominó», comenta.

Uno de los casos excepcionales fue el de Julio, un hombre de negocios con cinco hijos que había sido propietario de tres restaurantes, una marca de vinos y con casa en las cuatro ciudades en las que había vivido. Una enfermedad congénita de su nieta que sólo podía curarse en EEUU provocó que vendiera todos sus negocios y, tras agotársele todos los fondos, se dedicó a atracar bancos . Estuvo dos veces en la cárcel y ahora ya fuera se dedica a vivir el día a día. Negociante de plazas de parking, duerme en la calle, bien sea en los parques o en los cajeros.

A la espera de su hija y de su nieta, trata de salir adelante con un libro que está escribiendo y con la participación en un proyecto de reintegración social durante 16 meses. Ahí pudo participar Chelo, quien señala que «la forma de ayudarle no se podría cuantificar ni materializar. Fue más el despertar de su ilusión, mostrándole que aun podía haber gente que se preocupara por él».

A partir de ahora, el objetivo de «Despierta sonrisas» es el de intentar llegar al mayor número de jóvenes posible con el fin de que en septiembre puedan empezar con más gente y con con los recursos que han reunido hasta ahora gracias a un concurso promovido por Bankia, Historias en Red y la Fundación Lo Que De Verdad Importa.

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