Cristina Seguí - EL CSEGUÍ
El síndrome de Pedro Pan
«Sánchez es uno de esos hombres. Un líder de juguete»
![Imagen del mitin de Pedro Sánchez del pasado sábado en Valencia](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2016/06/20/1SANCHEZ-kfLB--620x349@abc.jpg)
No es una cuestión de edad. Siempre existieron ejemplares políticos de 30, 40, 50 años, e incluso aquellos que cruzan la luz creyendo ser Peter Pan. El psicólogo norteamericano Dan Kiley llegó a denominar la anomalía como el síndrome de Peter Pan, sufrida por hombres que, a pesar de haber alcanzado la edad adulta , nunca lograron dejar de ser hijos para convertirse en padres. Y yo juraría que, este “síndrome” es, junto con la absoluta pérdida del relato político e identitario socialista, el drama goyesco que se “alquiló el pisito” en la sede de Ferraz. Sánchez es uno de esos hombres. Un líder de juguete. Un niño de sonrisa brillante al que le gusta el basket y que, en realidad es un chaval. Un dirigente desnudo como un crío ante un acto de investidura fallido, ante la inclemencia de las últimas encuestas publicadas, ante los jerarcas socialistas de los 80, ante la foto de petición mediadora a Tsipras, y ante un electorado de izquierdas que jamás reconocerá habilidad de salvapatrias en un político tutelado de 45 castañas menor de edad. Demasiada falta de autoridad que le ha ninguneado hasta la rama del árbol que le aporreó en la calle Ferraz.
El síndrome de Sánchez lo ha reconocido siempre el propio Albert Rivera. Desde aquel titular previo al 20D que denunciaba la operación “Salvar al soldado Sánchez”, pasando por los últimos seis meses en los que Rivera ha tripitido desde su cuarto de tutora de infinita paciencia el siguiente estribillo como si acaso este pudiera ser su mujer aval: “Si el PSOE no ha podido gobernar con Podemos ha sido gracias a Ciudadanos” , hasta la confesión de Albert hace una semana en El hormiguero de Pablo Motos donde afirmó que, si tuviera que elegir, Sánchez sería su colega a la hora de confiarle los problemas en el asueto del recreo. No sé qué creerán ustedes, pero el ínterin entre el “cómo va tío” y el aval a un adolescente para dirigir un país se me antoja demasiado grande y peligroso, y a Rivera no va a beneficiarle meter a España en el laboratorio de un chico de instituto el día 26J.
Metroscopia refleja la pujanza representativa de la mercantil de Iglesias y Garzón , la cual no se debe únicamente a sus cálculos matemáticos, sino a la suma de la autoritas electoral con la que confluencias arrollan incluso al PP en circunscripciones tan importantes como la catalana y la valenciana, perfeccionando además, la táctica patentada por el PSOE desde el zapaterismo: Escorar con suma diligencia los colectivos civiles, plataformas, numerosísimos movimientos sociales, y la sensibilidad nacionalista, hacia el montón de papeletas de su formación gracias al apuntalamiento de marcas personales como las de Colau y Oltra. Esos colectivos sumados a la férrea disciplina comunista contribuida por los de Garzón, convierten a Unidos Podemos en una máquina del agitpro mucho más perfecta si cabe que la que diseñó el propio Zapatero en 2004.
El otro resultado arrojado ayer por Metroscopia que me creo a pies puntillas afirma que, una gran parte del electorado socialista no quiere un pacto con Podemos . Ahora bien, habría que precisar que ese monto potestativo proviene ya de lo único que resiste ya dentro del PSOE, y no de su votante original tras las generales del 2011. Los socialistas han despedido a su votante por debajo de los 50 años y, aunque Sánchez no lo denuncie entre lamentos por un pacto de no agresión, Ciudadanos también ha decidido disputarle todo aquel que no desee a Iglesias como presidente o vicepresidente. Si bien es cierto que esto no forma parte de la diatriba socialista, ya que Rivera devolvería esos desafectos a su matrimonio político de reproducir el pacto del 20D, aunque no obstante lo veo inviable por dos motivos fundamentales: El primero sería el de la dimisión de Sánchez sobre el atril de rendición de cuentas de Ferraz la misma noche del 26J si se confirmara la caída vaticinada por Metroscopia y el resto de agencias de entre 7 y 10 escaños con respecto a diciembre. El segundo sería el insuficiente resultado de Rivera en un remake del 20D de lograr Sánchez su única ambición, la de conservar los 90 escaños. Mucho ojo, porque la sociedad ya está harta de pedir responsabilidad y soluciones a la clase política y recibir en su lugar, fragmentos de una película de Berlanga en la que Rivera ya figura en demasiadas tomas.