Toni Subiela - Tribuna
Sin lastres
«Hay unos hechos, graves, que nos han traído hasta aquí y que por suerte conocemos para poder evitarlos en el futuro»
La situación política que vivimos es más compleja que complicada. No perdamos el rumbo entre tanta distracción mediática y tan pocas luces para situarnos. Hay unos hechos, graves, que nos han traído hasta aquí y que por suerte conocemos para poder evitarlos en el futuro.
Hemos dejado de nadar en la piscina para encontrarnos navegando en mar abierto, en un punto donde es mejor no mirar atrás y es necesario armarse de valor para seguir adelante hacia tierra firme. Sin embargo, hay lastres que nos pueden impedir alcanzar la costa.
Lastres corruptos de la vieja política que nos indignan cada día en nuestras instituciones y en los medios de comunicación y que es necesario cortar con todo el peso de la ley para sanar nuestra democracia y que se pueda volver a confiar en las personas que representamos a los demás en nuestro día a día. Por desgracia, el desprestigio de la política atrapa también a quienes no se lo merecen y aportan lo mejor de sí mismos desde sus escaños.
Lastres estériles de una nueva política sin rumbo , de tripartitos en los que las partes miran más por ellas mismas que por los demás, de unos partidos que aparecieron en un nuevo tiempo político y que, sin embargo, envejecieron al rescatar el rencor y el autoritarismo que ya habíamos dejado en otros puertos.
En ese inmenso océano de procesos judiciales, intereses particulares y de propuestas perestroikas que asustan más que esperanzan a la sociedad, algunas personas navegamos con la firmeza y la ilusión que nos proporciona la gente que nos acompaña en este trayecto hacia un destino mejor.
En nuestras manos está la responsabilidad de marcar el rumbo y manejar la embarcación lo mejor que podamos. Cada uno desde el lugar que le corresponde, pero todos juntos en una misma tripulación que no flaquee ante la adversidad, que se crezca ante los retos y que mantenga firme el timón para no acabar a la deriva.
Centrados en lo que importa, conocedores de lo que no se debe repetir y conocidos por el trayecto que ya hemos recorrido desde que nos confiaron su suerte los ciudadanos que luchan cada día por seguir adelante con seguridad y libertad.
Vivimos una efervescente etapa política en la que nuestro papel como gestores públicos se reduce a la gestión del cambio y a las aportaciones que podamos realizar para el entendimiento y la construcción, en esta transición hacia otro lugar, de un modelo social que ofrezca una respuesta a las necesidades y los anhelos de la ciudadanía.
Sin lastres .
