Semáforos machistas

Como decía Marx ( claro, claro, Groucho ), un político es un señor que se encarga de crear un problema donde no lo hay y aplicar las soluciones equivocadas. En parte, esto es lo que ha hecho el Ayuntamiento de Valencia ya que ante un problema cierto, la discriminación de la mujer, su situación de inferioridad general en la sociedad; ha puesto en marcha una medida inútil: pintar faldas a los monigotes de un par de semáforos para que parezcan “monigotas”.

Ya, ya se que me dirán que se trata de una medida testimonial , mediática y efectista: si, hemos conseguido que una actuación del Ayuntamiento de Valencia sea noticia nacional. Pero no me negarán que es tan mediática como inútil: ninguna mujer se ha visto reparada en la discriminación que sufre gracias a la modificación de un par de semáforos.

Además, si reducimos esta gran medida al ridículo, que parece que es lo que toca, acabaremos los ciudadanos de bien, los que tenemos en nuestro ADN la igualdad entre hombres y mujeres , por negarnos a cruzar la calle por semáforos sexistas. Y eso, se lo aseguro, podría ser un gran problema.

Pero vayamos a lo sustancial. Lo que debería haber hecho nuestro querido ayuntamiento para luchar a favor de la igualdad de mujeres y hombres es, por ejemplo, anunciar que a partir de ahora en las contrataciones públicas que haga puntuarán las políticas de igualdad efectivas de las empresas que opten a los contratos.

Eso si que estaría bien. Que no digo yo que no haya que hacer lo otro también, lo del semáforo. Para salir en la tele. Pero ocupémonos de lo que queda después del informativo, de la realidad. Y ahí nuestros gobernantes tienen mucho trabajo pendiente.

Imagínense un pliego para optar a la grúa municipal, para seguir con el tráfico como centro de acción, puntúe a que concursante tenga tantas mujeres como hombres en cargos directivos y en su plantilla en general. Estoy seguro que una mujer es tan capaz como un hombre de levantarte el coche y dejarte bien fastidiado (con jota), tengas o no tengas razón.

La verdad es que si nuestros mandatarios reducen el machismo a una cuestión de semáforos se conseguirá una gran visibilidad en los informativos, pero no estaría de más que en paralelo pusieran en marcha políticas y medidas más efectivas. Porque los semáforos jamás lograrán la igualdad. Los semáforos, en su grado de mayor excelencia, logran evitar accidentes de tráfico y atropellos. Sean o no semáforos machistas.