DEPORTE FEMENINO

Rosa Ferrer: Veloz inteligencia en el judo

La judoka valenciana progresa en este arte marcial con firmes objetivos en clave nacional y europea para esta temporada

La judoka valenciana Rosa Ferrer posa para ABC ROBER SOLSONA

RAÚL COSÍN

Interpreta el judo desde el prisma de la rapidez y de los movimientos inteligentes a la hora de atacar. Tierna en edad todavía, con mucho recorrido por delante, entiende que su sello plasma hoy esa velocidad y el análisis certero de lo ofensivo. Apuesta por ese camino, por ese expresarse en su disciplina. Y es así como va caminando hacia la categoría absoluta como una judoka de óptima proyección. Su historia la cuenta con un discurso equilibrado. Rosa Ferrer Martí (Valencia, 30/9/1998) comenzó a despertar en el judo de competición después de ganar un campeonato infantil con Judokan y recibir la medalla de una campeona de España como Sara Rochela . Y ahora, todavía sub’21 y en categoría de -44 kilogramos, aspira a alcanzar la absoluta (en -48) y medirse a judokas como Julia Figueroa . Rosa, en todo caso, se anima con la que es su referencia y a la que quiere parecerse: Ana Carrascosa . «Para mí es el ejemplo a seguir. Me entiende como deportista. Es de pesos ligeros como yo. Sabe a lo que me enfrento y me entiende muy bien. Me gustaría luchar como ella. Me encantan sus ‘O-uchi-gari’ mortales que tiene. He visto fotos de ella de antes de un combate y se te pone la piel de gallina», significa.

Rosa, que confiesa que de pequeña era muy nerviosa, dio sus primeros pasos en el deporte con la natación y el tenis. Pero siempre le llamaron la atención las artes marciales. Se acercó al taekwondo, pero no encontró la respuesta que sí tuvo en el judo a través de Maristas : «Fui con ocho años a probar un día y me encantó». Claro, como suele suceder, los principios estaban más ligados a que aquello se entendiese como un juego que como algo más. Pero tras aquella medalla que le puso Rochela, su percepción cambió.

«Yo también quería ser campeona de España. Fui a un nacional y perdí, pero en esa primera participación vi que podía dar guerra. Un año después, con catorce años, conseguí ser campeona de España en mi categoría», recuerda. En los dos años sucesivos, prácticamente lo ganaba todo . «Sabía que me estaban saliendo bien las cosas y seguí entrenando y esforzándome. Pero he tenido altibajos que me han hecho aprender mucho», explica.

Cura de humildad necesaria

Y reconoce que no acabó de gestionar bien aquello de ganar: «Cambié de categoría y comencé a perder combates y a sufrir un poco porque estaba acostumbrada a ganar. Fue como una cura de humildad. Estaba un poco decaída. Necesitaba perder y saber que no era la mejor. Necesitaba una cura de humildad y que me hiciese ver que tenía que seguir trabajando mucho. Me alegro de haber perdido ». Subraya la figura de su entrenador (Ramón Gómez-Ferrer) para remontar. «Siempre está ahí. Me decía que esto es un proceso y que puede que perdiera, pero entrenando con constancia volvería a escalar posiciones hasta llegar hasta arriba. Y fui adaptándome a la nueva categoría y remontando». Esta campaña ya suma una plata en la Supercopa de España de Alicante y un oro en la de Amurrio.

Para esta temporada, la judoka integrante del equipo del Proyecto FER , y que quiere estudiar Periodismo, pretende conseguir el campeonato de España sub’21 y poder acudir al Europeo y optar a medallas. Realidades a las que se enfrenta hoy, pero como cualquier deportista tiene ensueños: «Ir a un Mundial y a unos Juegos. Y por qué no soñar con una medalla. ¿Tokio? No lo veo todavía, porque me veo muy pequeña . En dos años sabré hacia dónde puedo ir».

El detalle de un segundo

Con diecisiete años, describe su judo con claridad: « Creo que soy muy rápida y muy inteligente a la hora de atacar . Me fijo muy bien dónde ataco; miro dónde falla mi rival para intentar aprovecharlo a mi favor. Es un deporte en el que puedes perder en un segundo por un detalle . El más inteligente y más rápido tiene más opciones de ganar».

Pero esa es la Rosa del tatami, la del combate, la que tiene objetivos y talento para conseguirlos. Dice que «me gustaría que me vieran como una persona humilde, muy curranta y con ganas de conseguir todo» . Pese a su tierna edad, mantiene con firmeza que «el judo me ha dado los momentos más felices de mi vida. Uno de ellos fue cuando quedé plata en una Copa de Europa en Portugal con 16 años». Ella por su parte, espera «dejar una pequeña huella» en su deporte.

«Guardo con especial mimo la primera vez que quedé campeona de España, la plata en Portugal o cuando me saqué el cinturón negro, porque es como alcanzar una pequeña meta de todo lo que queda. También enseñan los momentos malos. Y eso fue aquella etapa que empecé a perder», cuenta.

Subraya con brillo en la mirada que «cuando hago judo siento muchísima felicidad. Me apasiona. Me ayuda a evadirme y a disfrutar» . El apoyo para seguir progresando lo tiene en sus compañeras, en su amigo Sempere -«me he entrenado con él y siento que le debo muchas medallas»- y en su hermano mayor también judoka -«para mí es un ejemplo a seguir»-.

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