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Valencia plantea convertir un mirador que costó 24 millones de euros a las arcas públicas en un rocódromo

La construcción se cerró en 2009 tras unos meses de actividad y el Ayuntamiento de la capital se niega a hacerse cargo si el Gobierno no repara sus desperfectos

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Imagen de la Torre Miramar de Valencia AJUNTAMENT DE VALÈNCIA
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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Un conflicto entre Administraciones mantiene cerrado desde 2009 y en un estado de degradación permanente el mirador que da la bienvenida a quienes entran en Valencia desde Barcelona. Pero el Ayuntamiento de la capital del Turia ya ha encontrado utilidad para la Torre Miramar -situada sobre el túnel de la avenida Cataluña y el acceso a la ciudad por la V-21- y todo su entorno -un paso inferior de 300 metros y una plataforma con tres fuentes y dos rotondas -.

El consistorio valenciano sopesa utilizar los más de siete mil metros cuadrados que rodean esta construcción -propiedad todavía del Gobierno de España- para facilitar la práctica del parkour y otros deportes urbanos como la escalada, la danza urbana, el skate o la calistenia. De hecho, el Ayuntamiento también valora emplear la misma torre como rocódromo para «aprovecharla al máximo».

Es la propuesta que ha hecho este jueves el alcalde, Joan Ribó , para «dar un uso en un espacio hasta ahora perdido para la ciudadanía, a la vez que se potencia el deporte y se ofrece una alternativa de ocio responsable e inclusivo» frente otras prácticas «que de manera injusta a veces se aplican a todos los jóvenes, como es el botellón».

Así se lo ha trasladado Ribó a los representantes de la Asociación Parkour Valencia con los que se ha reunido. Una idea «interesante» sobre la que trabajar conjuntamente» pero «todavía muy embrionaria» , ha explicado el primer edil.

«Estamos hablando con la Demarcación de Carreteras para buscar soluciones a una rotonda que no hemos podido recepcionar desde el Ayuntamiento por su mal estado», ha manifestado el alcalde Ribó en referencia al espacio donde se ubica la Torre Miramar.

«Ahí se gastaron muchos millones de euros que no han tenido ningún provecho. Vamos a intentar revertir esa herencia», ha apuntado. Además, se facilitaría la accesibilidad a este enclave, puesto que «se plantea cerrar el paso inferior de peatones, porque genera muchos problemas, tiene muchos peligros y buscar alternativas para acceder en superficie».

Once años en el limbo

La construcción de la entrada a la capital del Turia desde la carretera de Barcelona había sido una reivindicación histórica de los vecinos de Valencia. Una iniciativa que finalmente llevó a cabo el Gobierno de Zapatero pero que ya había dado sus primeros coletazos en el anterior ejecutivo de Aznar. Se coincibió como un atractivo más, pero con el tiempo se ha convertido en un quebradero de cabeza.

El proyecto se tuvo que readaptar, puesto que la construcción de la torre de 45 metros , con un mirador con capacidad para 160 personas, no se había contemplado en un principio.

Esto hizo que el presupuesto se disparará, desde los 15,9 millones de euros previstos hasta los 24 que acabó costando un edificio que, según cuentan los pocos que le dieron uso, no aporta nada a las vistas que se pueden apreciar desde otras fincas de la zona, en las que el mar apenas se aprecia .

Imagen de la rotonda sobre la que se construyó la torre Miramar en Valencia GOOGLE MAPS

Tres meses después de que el entonces ministro de Fomento, José Blanco, descubriera la placa inaugural, el mirador quedó en tierra de nadie y cerró sus puertas . El Gobierno del PP en Valencia, liderado por Rita Barberá, se negó a recepcionar la obra. Primero, porque dudaba de su rentabilidad económica teniendo en cuenta los costes de mantenimiento y la necesidad de contratar personal de seguridad para el recinto.

En 2011, el ascensor que permitía subir a lo alto de la torre se estropeó . Desde entonces, el mirador solo ha sido testigo de actos vandálicos, con un entorno formado por pasillos subterráneos grafiteados y piscinas con estructuras de hierro oxidado sin ningún tipo cuidado.

Una situación que, pese a los cambios de color político en los ejecutivos central y local -cuyas diferencias no ayudaron en la resolución temprana del conflicto-, no ha cambiado once años después . El pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento de Valencia -gobernado por Compromís y PSPV-PSOE- volvió a exigir al Gobierno de Pedro Sánchez que revise el estado y ejecute las obras necesarias para devolver la Torre Miramar a su estado inicial.

Son las condiciones que el Ayuntamiento de la capital del Turia ofrece a cambio de aceptar la infraestructura. De hecho, los técnicos de las distintas áreas del consistorio valenciano han cifrado en poco más de tres millones de euros el gasto necesario para acondicionar de nuevo este espacio abandonado en la entrada norte de la tercera ciudad de España.

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