Toni Subiela - PEUS DE PLOM
Resultados
«Igual que los profesores exigen a sus alumnos esforzarse al máximo en el día a día, la ciudadanía cumple ese importantísimo papel dentro de nuestro sistema público»
La llegada de estas primeras y escasas lluvias del otoño a nuestra ciudad me ha traído a la memoria mi colegio, los charcos del patio del Juan XXIII de Burjassot y las mochilas enormes cargadas hasta arriba de libros con olor a nuevo. Ahora, aunque con un cierto tinte de nostalgia reconocida, arranco el curso político en Les Corts recordando el número de barracones y alarmado por el desastre de XarxaLlibres.
En esta etapa no dejo de ver todas las similitudes que ambas ocupaciones comparten en una gran variedad de aspectos. Los buenos resultados, como por aquel entonces de estudiante, requerían de horas de trabajo y dedicación constante. Los que no se aplican, irremediablemente, suspenden. Los exámenes ahora, no son más que las pruebas de fuego a las que nos someten los otros partidos para comprobar nuestra solvencia y la fortaleza de nuestro ideario . Antes estudiaba para alcanzar mis metas en la vida y ahora trabajo para intentar mejorar la vida de cuantos me rodean.
Igual que los profesores exigen a sus alumnos esforzarse al máximo en el día a día, la ciudadanía cumple ese importantísimo papel dentro de nuestro sistema público. Un sistema que engloba a todos los cargos que han sido escogidos para desempeñar un puesto de responsabilidad. Y quiero remarcar el concepto de “público”, porque al fin y al cabo, es lo más significativo de todo esto.
Mucho hemos oído hablar en los últimos años de la llamada “desafección política”, o lo que es lo mismo, el desinterés llevado hasta el punto de animadversión a todo lo que suene a partidos, candidatos e instituciones. Normal dados los resultados de quienes en los últimos años nos gestionaron.
Creo en la democracia representativa, en el contrato social entre políticos y ciudadanos. Un pacto de representantes y representados que no exime de actuar de manera eficaz, de cumplir las reglas, de ajustarse a lo acordado. Como ahora en cualquier curso de la ESO (el BUP de mi época), para mí, el final de curso académico significaba rendir cuentas, si bien no a los profesores, al menos las cuentas se rendían en casa. Y había que cumplir , igual que ahora, aunque algunos no se den por aludidos.
Parece ser que, al final de todo, se asemeja este momento al de cualquier estudiante que ha empezado con ganas un nuevo curso académico. El que ojea las lecciones antes de entrar a clase, el que afronta cada asignatura como un reto y el inicio del otoño como el mes de los propósitos. El que aspira a alcanzar unos resultados y se exige a sí mismo estar a la altura de las circunstancias que le toca afrontar.