Imagen de archivo de un sanitario atendiendo a un paciente con coronavirus en un hospital de Valencia MIKEL PONCE
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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« Mis pacientes de la semana que viene ya están enfermos . La UCI siempre es el último eslabón después de lo que ocurre en la calle y en los hospitales». La experiencia de estos nueve meses de pandemia hace augurar que un aumento indiscriminado de los casos de coronavirus, como el que vive actualmente la Comunidad Valenciana, desemboca a las pocas semanas en el disparo de las hospitalizaciones, poco después en la cifra de enfermos críticos y, a su vez, en la de fallecidos.

Quienes sujetan la mano de los enfermos críticos que mueren solos en las unidades de cuidados intensivos -en un nivel de alerta máxima con el 34% de las camas ocupadas por pacientes covid- ven cómo se repite la historia y la autonomía vuelve a un punto de no retorno , preocupados esta vez, además, por la falta de concienciación a nivel social.

«La primera ola fue muy intensa pero duró solo dos meses. La segunda es inmensa, la arrastramos desde agosto y hemos empezado una tercera sin bajar a ninguna cifra tranquilizadora. Además, hay una diferencia. Ahora estamos alcanzando las peores cifras de la pandemia con más gente en los hospitales , porque en marzo y abril solo había pacientes con coronavirus». Lo explica a ABC la presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva, Marisa Blasco.

«Me gustaría decir que el pico máximo lo vamos a tener a finales de enero, pero no lo sé, y esto es lo que nos preocupa porque necesitamos espacio y personal cualificado para atender. Eso no se pinta en un minuto», lamenta Blasco. «Cuando hablamos de cómo está la UCI ya tenemos poco que prevenir. Aquí no llega el que se ha contagiado ayer. Vamos a empeorar, vamos a llegar al colapso y eso es lo que realmente nos da miedo, no poder atender a todo paciente que necesite cuidados intensivos, sea covid o no».

Imagen de archivo de un sanitario protegido contra el coronavirus en un hospital de Valencia MIKEL PONCE

El flujo de ingresos y altas en los centros hospitalarios es constante pero las entradas empiezan a ser ya más numerosas que las salidas desde el puente de diciembre, a la espera del efecto que puedan tener las Navidades. Desde Nochebuena hasta Nochevieja, las hospitalizaciones se dispararon un 21 por ciento . Como publicó este medio, se notificaron un contagio por minuto y un muerto cada hora en la última semana del año . Mismo periodo en el que batieron los récords de positivos (3.590) y muertos (70) diarios de toda la pandemia.

No todo es cuestión de restricciones o castigos , dice esta intensivista que ejerce en el Hospital Clínico de Valencia, «debería bastar con la responsabilidad ciudadana, con la educación sanitaria, con pensar en la salud pública».

Los médicos de la UCI siguen dejándose la piel día a día de la mejor manera posible en espacios al 150% de su capacidad , agotados física y psicológicamente como el resto de profesionales sanitarios. Acusan la fatiga tras nueve meses de pesadilla y sin verle el final, pero su entrega se convierte en perplejidad al terminar la jornada.

«En marzo nadie había vivido lo de estar encerrado en casa. Eso trajo un panorama de incertidumbre, pero ahora todo el mundo está en la calle. La sociedad le ha perdido el miedo al virus y está normalizando las cifras de contagios, hospitalizados y muertes diarias. Cuando vas de camino a casa te asustas y te da rabia porque estamos en una situación muy trágica y no te da la sensación de que la gente lo esté viviendo así. Más que multas, me los llevaría a la UCI para que vieran lo que está pasando», relata la presidenta de la entidad que presenta a los profesionales de cuidados intensivos.

[La pandemia deja un exceso de 3.500 muertes, medio millar más que la cifra oficial]

Imagen de archivo de una UCI del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia MIKEL PONCE

«El déficit asistencial traerá secuelas»

Marisa Blasco advierte también de que ya no es descabellado pensar que, en pocas semanas, tengan que utilizarse los hospitales de campaña que están instalados en los centros de referencia de Valencia, Alicante y Castellón.

« Nadie querría estar ingresado en un hospital de campaña . Esa debería ser la reflexión. No es lo ideal ni la solución porque no están dotados con los mismos recursos técnicos ni humanos que un centro normal, pero utilizaremos lo que tengamos para atender a las personas», reitera.

Los sanitarios piden una tregua para poder atender el resto de patologías, porque en esta ocasión no va a ser posible dejarlo todo a un lado para atender solo a los contagiados, como ocurrió en marzo y abril. «Esto nos afecta a todos y nos va a traer muchas secuelas . Conseguiremos la inmunidad con la vacuna, pero el déficit asistencial que hemos tenido, las cosas que hemos tenido que dejar de hacer van a pasar mucha factura y es una verdadera tragedia», apunta Blasco.

Entre sus principales miedos, que se colapsen los hospitales de referencia en determinadas enfermedades: «Por ejemplo, en un comarcal no hay un neurocirujano y es necesario trasladar al paciente a otro centro que puede estar en una situación muy comprometida» al estar situados en las principales ciudades, con una carga asistencial mayor.

Con todo, la presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva espera que la pandemia les deje respirar un poco a partir de marzo con la inmunización . Mientras tanto, anima a la ciudadanía a «pelear por un derecho tan maravilloso como el de tener una sanidad pública que atiende a todo el mundo».

[Todas las restricciones en vigor en la Comunidad Valenciana]

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