Recompensa de plata para la ibense Miriam Martínez tres años después del derrame que le cambió la vida

Pocos ejemplos mejores que el de la ibense Miriam Martínez para convencer a cualquiera de que con amor propio, coraje y mucho esfuerzo se pueden superar las barreras más altas. A esta mujer de 30 años se le vino el mundo encima en noviembre de 2018 y su vida experimentó un giro inesperado de 180 grados que llenó todo de incertidumbres. Un derrame cerebral truncó su carrera de jugadora de fútbol sala (ya estaba instalada en Primera División), pero este era el menor de sus problemas.

La lesión fue tan grave que le paralizó medio cuerpo y no sabía si volvería a caminar. La rápida atención médica y el apoyo incondicional de su familia ha resultado determinante para que la ibense haya salido adelante dando un ejemplo inmejorable de superación . Ha sido noticia en toda España por la medalla de plata conseguida en lanzamiento de peso en los Juegos Paralímpicos de Tokio , una conquista que ha emocionado especialmente a su padre, el exatleta Jaime Martínez , su entrenador y su motor.

«¿Qué puedo decir yo? Miriam hizo historia ya solo yendo a los Juegos. Lo normal es tardar seis o siete años en hacer marcas que te permitan ir y ella lo ha hecho en menos de un año. Su primer lanzamiento fue hace once meses, nunca antes lo había probado, y consiguió el Campeonato de España con el tendón de Aquiles parcialmente roto », explica su padre.

«Nada más ganar la plata se fue a la Villa Olímpica en silla de ruedas porque las piernas ya no le aguantaban más, pero ya nos ha dicho que está mejor, estamos deseando que coja el avión y poder abrazarla en casa», añade Jaime Martínez, quien recuerda los primeros entrenamientos en casa: «Nos vinimos al campo con la pandemia y yo le sujetaba con una cuerda porque se me caía. Aún así nunca se vino abajo y la ilusión por hacer deporte podía con todo».

Por su parte, la flamante medallista se mostró feliz y emocionada tras conquistar la plata: « Mi vida cambió hace tres años cuando no sabía si volvería a caminar y ahora me ha vuelto a cambiar. Estoy en una nube y no me quiero bajar, no me lo creo...», afirma Miriam Martínez desde Tokio.