Efemérides
El día que ETA quiso repetir en Valencia la masacre de Hipercor
Este miércoles se cumplen 25 años de la jornada en la que la banda terrorista mató a una mujer tras sembrar de bombas unos grandes almacenes de la capital del Turia
Siete de cada diez menores de 35 años reconocen que no han estudiado nada relacionado con ETA durante su etapa académica. Más de la mitad de los españoles, de hecho, cree que la banda terrorista sigue activa nueve años después del cese de su actividad armada. Son datos demoledores de un estudio realizado por GAD3 hace apenas unas semanas.
Este miércoles se cumple un cuarto de siglo desde que la organización terrorista sembró de bombas El Corte Inglés de Pintor Sorolla en Valencia . El objetivo no era otro que repetir una masacre como la que había sesgado la vida de 21 personas -otras 45 resultaron heridas- ocho años antes en un Hipercor de Barcelona. Uno de los atentados más trágicos que se recuerdan en el imaginario colectivo.
El 16 de diciembre de 1995 la historia pudo repetirse. En ese momento, el reguero de sangre que dejaba ETA a su paso todavía estaba reciente: solo cinco días antes un coche bomba había matado a seis trabajadores civiles de la Armada en el distrito madrileño de Puente de Vallecas. De hecho, lo tenían todo a su favor: un centro comercial abarrotado en pleno centro de Valencia y en una fecha clave -un sábado a medianos de diciembre- para la campaña de Navidad.
Una mujer llamó poco antes de las dos de la tarde a varios medios de comunicación vascos para anunciar la detonación de una bomba en El Corte Inglés de la capital del Turia, sin especificar en cual de los cuatro centros que la cadena tenía entonces en la ciudad se había colocado el artefacto.
«Al parecer y según señaló a ABC uno de los empleados de la segunda planta, vieron cómo unas bengalas estaban colocadas en las papeleras de los lavabos originando una gran humareda. A continuación fue en el aparcamiento del centro comercial donde hizo explosión otro pequeño artefacto que no causó heridos», informaba este periódico en su edición del día siguiente.
«Rápidamente comenzó el desalojo de las numerosas personas que se hallaban congregadas en el interior del establecimiento, pero la tragedia ya no tenía remedio y una cuarta bomba a las 15:15, esta sí cargada hizo explosión en la sexta planta, en los lavabos de señoras próximos a la cafetería, causando un muerto y ocho heridos. En la cafetería se encontraban en esos momentos unas quinientas personas . El techo de la quinta planta, justo donde se encuentra el comedor de trabajadores, se derrumbó parcialmente».
La explosión mató en el acto a Josefina Corresa , una auxiliar de clínica de 43 años vecina de Sagunto que, como tantos otros pasaba junto a su familia ese sábado por los grandes almacenes. Su hija Amparo, de 15 años, la acompañaba en el lavado cuando estalló la bomba. Presentaba el peor pronóstico y se temía por su vida. También resultó herida de gravedad otra mujer de 33 años, natural de Alcoy.
El resto de afectados recibieron el alta a las pocas horas con «traumatismos por metralla, perforaciones de tímpano, y situaciones de estrés tras el momento de pánico sufrido», según la crónica de ABC.
Todavía quedaban otras dos bombas de amonal o amosal -fueron tres sin contar las otros tres artefactos incendiarios- que no causaron daños al fallar la ignición. Los artificieros de los TEDAX lograron desactivarlos.
La confusión reino en una ciudad conmocionada que veía como la Policía se desplegaba y acordonaba sus calles más céntricas, convertidas en un hervidero de gente por la próximidad de la Navidad.
El caos tampoco ayudó al desalojo de los grandes almacenes, que se hizo de abajo a arriba en alrededor de un cuarto de hora, por lo que no se pudo evitar el desastre en la sexta planta .
El lunes siguiente, 18 de diciembre, se decretó como día de luto oficial en Valencia, mientras se sucedieron concentraciones multudinarias en repulsa de una violencia irracional que estaba a la orden del día en todo el país.
Ese mismo día, en el que se convocaron minutos de silencio en muchos puntos de la Comunidad Valenciana, miles de ciudadanos despidieron a Josefina en Sagunto , su localidad natal. Allí sus vecinos la homenajearon con una calle que aún hoy lleva su nombre.
Es una muestra de cómo ETA también dejó huella en la Comunidad Valenciana , concentrando sobre todo sus acciones en zonas de costa durante el verano y sesgando la vida de, entre muchos otros, una niña de seis años en Santa Pola (Alicante) hija de un guardia civil y un hombre de 57 años. Ellos se convirtieron, en agosto de 2002, en las últimas víctimas mortales de la organización en territorio valenciano.
La banda asesina anunció el cese definitivo de su actividad armada el 20 de octubre de 2011 sin que se conociera la identidad de los culpables de la muerte de Josefina Corresa. De hecho, a día de hoy, casi la mitad de los atentados están por resolver .
La etarra Iratxe Sorzabal, una de las jefas del grupo criminal en el momento de su disolución, fue capturada en 2015 en Francia y sigue allí encarcelada a la espera de ser extraditada a España para saldar cuentas pendientes. Sorzabal ya había estado en prisión entre 2001 y 2003, pero quedó en libertad por falta de pruebas.
A ella se le atribuye la colocación de los seis artefactos en El Corte Inglés de Valencia que convirtieron a Josefina, hace 25 años, en la víctima número 779 de ETA . Esa cuenta macabra y la barbarie asociada al terrorismo no se detendrían hasta llegar a las 857 en medio siglo de infamia. Una cifra difícil de olvidar que, al parecer, la mayor parte de la sociedad actual desconoce .