Toni Subiela - Tribuna

Puntos sobre las íes

«Ni progresista ni conservador, poca razón hay al tratar de disgregar territorios en un tiempo colaborativo»

Imagen de archivo de Mónica Oltra y Ximo Puig en las Cortes Valencianas ROBER SOLSONA

Se me quedó de alumno la explicación de una profesora sobre el significado de la expresión “poner los puntos sobre las íes” . Contaba esta entrañable mujer que en latín era frecuente encontrar palabras que contenían dos letras “i” seguidas y que, sin punto superior como distintivo, se solía confundir con la “u”. De este modo, “poner los puntos sobre las íes” significaba aclarar las cosas y así se ha entendido hasta nuestros días.

Si le preguntáramos al azar a un catalán cuáles están siendo las consecuencias palpables de este forzado y sobredimensionado proceso independentista , posiblemente dudaría en el momento de determinar con claridad de qué se está hablando y hacia dónde se están encaminando.

Entre referéndums ilegales, disputas internas, corruptelas y discursos contradictorios, a veces alguna “i” olvidadiza, puede llegar a confundirnos sobre el verdadero coste oculto de la independencia que nos venden.

Millones de euros invertidos por la Generalitat para romper los lazos que les unen a ellos con los demás en vez de reforzar con las contribuciones de los catalanes los servicios que demanda y necesita su ciudadanía. Miles de recursos destinados a sufragar un proceso personalista fundamentado sobre una identidad interesada y alejada de la asfixiada realidad de Cataluña.

Ni progresista ni conservador, poca razón hay al tratar de disgregar territorios en un tiempo colaborativo , en una época de unir fuerzas, de mirar hacia horizontes más altos y firmes. Cuando hablamos de la ruptura territorial, nos encontramos justo en el punto opuesto. La dinámica comunitaria marca un tiempo de diálogo, de aportaciones comunes, de un proyecto identitario que logre aglutinar desde la diversidad.

La práctica tóxica de extraer de fuerzas opuestas la visión más perjudicial de cada una de ellas, entronca en un proceso que se encamina irremediablemente al caos societario que, a fuerza de imposición , pretenden instaurar entre la ciudadanía catalana a costa de romperla. Un sarao antagonista del proyecto que, como sociedad, deberíamos ocuparnos en reforzar.

Y ese modelo, que en lugar de fijarse en lo multicultural incide en lo particular, que en vez de mirar a los demás se mira a sí mismo, que no va hacia delante sino hacia atrás y que cambia la libertad por la imposición de las ideas ; justamente ese modelo, es el que quieren importar a nuestra tierra quienes gobiernan la Comunidad Valenciana.

Que se sepa. Que se entienda. Que no puedan. Pongamos los puntos sobre las íes .

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