José Luis Torró - Al punto

¡Feminizaos, ministras!

«Sí, porque mucho predicar, pero poco dar trigo»

Imagen de la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo EFE

Que no me vengan con más historias, propuestas o zarandajas estas señoras, enemigas declaradas del heteropatriarcado, si no son capaces de actuar según los principios fundamentales del movimiento feminista. Sí, porque mucho predicar, pero poco dar trigo. Resulta que estas mujeres, capaces de largar en sus públicas intervenciones eso de portavoces y portavozas, jóvenes y jóvenes, miembros y miembras, son del todo incoherentes , incluso con su propio apellido, que es a donde quiero llegar.

Que aprendan de aquellos que sintiéndose de lo más catalanistas no han tenido empacho en sustituir la ñ de su apellido (seguramente por considerarla españolísima, cuando en el valenciano clásico fue de uso corriente) por la ny, de modo que Uraño pasa a ser Uranyo. Y quien dice Uranyo dice Castanyo.

Pedro Sánchez , ahora ya presidente del Gobierno de España (sin otras funciones que las de volar), ha escogido para formar parte de su Consejo de Ministros (y ministras), a varias feministas cuyos apellidos son de lo más masculinos que se puede ser. La primera de ellas, atendiendo a su rango, es la vicepresidenta primera y ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, María del Carmen Calvo Poyatos . Reparen los lectores y lectoras que doña Carmen, en el caso de que fuese coherente, debería feminizar sus apellidos en Calva Poyatas. No tan complicado lo tiene la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño Santamaría , dado que sólo tendría que feminizar su primer apellido. Lo de la ministra de Hacienda y Portavoz (según se indica en la página web de La Moncloa) y no portavoza, que es María Jesús Montero Cuadrado es tarea doble si quiere feminizarse, tal como debería hacer, y pasaría a apellidarse Montera Cuadrada.

Sigamos. La ministra de Defensa, Margarita Robles Fernández , tampoco se ha esforzado mucho ni poco en hacer el cambio correspondiente y pasar a ser Roblas. Nada que decir de Fernando Grande Marlaska , si bien él podría por su cuenta hacer lo contrario que las compañeras de consejo y pasar a ser Grande Marlasko, aunque lo mismo le da que le da lo mismo y no mueve ni un dedo en ese sentido.

Imagen de la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo EFE

La que fuera ministra portavoza, Isabel Celáa Diéguez , apeada de la portavocía pero que sigue siendo ministra de Educación y Formación Profesional, la misma que alcanzó notoriedad universal por haber declarado que “todo el mundo sabe que los hijos no son de los padres” , bien podría perder una de las dos aes de su primer apellido, que pese a ello seguiría siendo la mar de femenino, para cederla a su segundo que pasaría a ser Diéguaz o Diegueza . Por cierto, se le ha reprochado desde amplios sectores del feminismo más montaraz, que en su intervención se olvidase – lapsus del todo imperdonable—de que también las hijas, y no sólo los hijos, no son de los padres…. ¡ni de las madres, señora ministra, por favor….!

Lo de la titular de Industria, Comercio y Turismo es de libro. Se llama Reyes Maroto Illera . Sólo lo de Illera puede tener un pase por el cedazo del feminismo, pero ¿qué es eso de mantener el nombre de Reyes y el primer apellido Maroto? Reaccione, señora ministra, sea consecuente y pase a llamarse como le corresponde: Reinas Marota si quiere que la creamos a usted y el feminismo más galopante.

La compañera del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias , que también es la madre de sus hijos, responde al nombre completo de Irene Montero Gil. Montero tiene fácil feminización, tal como se ha visto en el caso de su colega la ministra de Hacienda. Reconvertir a Gil en Gila sería todo un acierto, e incluso podría ser considerado como homenaje a uno de los humoristas españoles más celebrados. Miguel Gila debe estar removiéndose en su tumba viendo que no puede aprovecharse de las oportunidades que a diario nos brindan ministras y ministros.

No me olvido de la canaria, Carolina Darias San Sebastián , titular de la cartera de Política Territorial y Función Pública, que caso de seguir los ukases del feminismo zarista tendría que olvidarse de San Sebastián y pasar a llamarse Donostia. O Santa Sebastiana . A elegir.

Llegado el lector a estas líneas podrá decirme que cuanto aquí se ha escrito es una grandísima chorrada. Y no le faltará razón, pero convendrá conmigo que siendo mucha la tontuna aquí expresada, bien corta se queda si se la compara con todas las majaderías que un buena parte de los miembros y miembras de este Gobierno nos ofrecen a diario. Sin contar todo lo de Ábalos , que esa es otra.

He dicho. Y dicha.

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