Fallas 2022
La polémica falla de Valencia que diseñó Salvador Dalí: «Eran cuatro trazos mal dibujados hechos en una hora»
El emblemático pintor catalán firmó en 1954 el boceto de un monumento que se plantó el plaza del Ayuntamiento por el que cobró más de 100.000 pesetas
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Las Fallas de Valencia han servido en numerosas ocasiones como laboratorio de pruebas de diferentes colaboradores ajenos a la industria que conforman los artistas falleros. Pintores urbanos como Dulk y Okuda son la descendencia de un idilio que comenzó en la década de los cincuenta el icónico Salvador Dalí , uno de los principales estandartes del movimiento surrealista en España.
El también escultor, cineasta, escritor y grabador de Figueres (Gerona) capitalizó la polémica de las Fallas de 1954 , cuando la comisión de El Foc le contrató para diseñar su monumento que se plantaría en la plaza del Ayuntamiento , por aquel entonces, del Caudillo. Esta asociación, formada por las familias de los comerciantes más adinerados del centro de la ciudad, pensó en el pintor internacional para llevar a cabo un experimento que fue ampliamente criticado por la sociedad valenciana.
La falla que plasmó Dalí sobre un papel fracasó estrepitosamente. Pese a contar con el gancho de uno de los pintores españoles más populares a nivel internacional, dentro del mundo fallero se sintió como « un elemento extraño de difícil comprensión », que su propio artista, Octavio Vicent, calificó como « cuatro trazos mal dibujados hechos en una hora que delatan poco esfuerzo», según recoge la prensa de la época.
El precio del trabajo del icónico escultor catalán ascendió a 110.000 pesetas , cuyo pago también fue objeto de controversia, pues sólo 12.000 fueron a parar a Vicent. En unas cartas inéditas que guarda la Biblioteca Nacional de Cataluña, Dalí le relataba a su primo y abogado, Gonzalo Serraclara, que los falleros no pagaron en el momento acordado. «Lo de la falla se hubiera tenido que hacer mano a mano. Cuando te entregan el dinero, dar el proyecto. Ahora hay que perseguirlos como a ratas , pero sólo espero que aún no nos cueste dinero», reza una de estas misivas.
El ingenioso artista gerundense se mostró convencido de que su falla sería un «éxito rotundo», pero nada más lejos de la realidad. Hasta el propio maestro mayor del Gremio de Artistas Falleros, Regino Mas, la consideró como una provocación y declaró su enfado porque la comisión del Foc buscara un autor de fuera de Valencia y afín al régimen franquista.
Durante este cometido, Dalí puso encima de la mesa diferentes peticiones y exigencias para aceptar el encargo. Además de afirmar que «con un mes tienen de tiempo de sobra para hacerla», solicitó que no prendieran fuego a las figuras de cera que aparecían en la parte aérea del monumento y que no se descubrieran otras piezas encapuchadas hasta el día de la cremà.
«La corrida de toros surrealista»
A cuatro meses del comienzo de las fiestas populares, el ingenioso artista hizo público el 'leitmotiv' de su controvertida falla: «Una corrida de toros surrealista» . Así se tituló y no defraudó, pues aparecía un autogiro que era mitad ave y mitad máquina que portaba a un toro muerto a la montaña de Montserrat, donde acabaría devorado por las águilas con forma de helicóptero y la cabeza de un sapo.
En el centro del monumento, aparecía un torero con alas de mariposa acompañados de unos encapuchados, mientras que el público de la plaza eran brazos desnudos. También dispuso un busto dividido en varias partes con su cara y la de Pablo Picasso , así como la de una mujer que se especuló con que fuera su esposa Gala.
Nadie entendió nada . El propio Regino Mas diseñó un ninot al año siguiente con Dalí vestido de presidiario por esta «atrocidad», quien fue acusado de no entender el espíritu satírico de las Fallas y de desvirtuar la esencia de la fiesta. No obstante, casi siete décadas después, sigue siendo una de las piezas más relevantes de la historia de Valencia, que atrajo a un gran número de turistas.
La cremà, según las crónicas de la prensa, estuvo marcada por «los aplausos de los valencianos cuando la enorme cabeza de Dalí cayó por el paso de las llamas». Incluso el No-Do mostró en su documental dedicado a las Fallas diferentes imágenes del singular monumento del escultor catalán, que también levantó la curiosidad de la prensa internacional.
Además, la comisión del Foc, que varias décadas después se convirtió en la falla municipal del Ayuntamiento tras ser adquirida por una peseta por parte del Consistorio valenciano, le encargó a Dalí que diseñara una insignia de aquel ejercicio, que ha llegado a valer más de 500 euros en el mercado hace pocos años. Desde 2009, la maqueta del monumento se encuentra expuesta en el Reial Cercle Artístic de Barcelona.