Política
Podemos-EU: la irrelevancia en el inicio de la legislatura
La formación morada pasa de un papel de presión al Gobierno valenciano desde fuera a diluirse desde dentro sin una estrategia clara y sin los liderazgos consolidados
«Ahora estamos dentro del Gobierno». No importa cuándo se pregunte, es la respuesta de Podemos para multitud de asuntos desde que la nueva legislatura en la Comunidad Valenciana inició su andadura. El papel de la formación morada, que unió su destino electoral al de Esquerra Unida en los pasados comicios autonómicos, ya se preveía complicado de cara a los próximos cuatro años con su entrada en el Consell, pero estos primeros meses han venido a confirmar la irrelevancia por la que se están caracterizando hasta el momento .
El escenario ha dado un giro total para el partido. Pese a que no llegaron a convertirse en una de las primeras fuerzas en 2015, su irrupción en el territorio les llevó a adquirir un papel de cierto protagonismo. Con su apoyo al PSPV y a Compromís propiciaron un Ejecutivo de izquierdas rompiendo con la hegemonía del PP, pero mantenerse fuera de él les permitió adoptar un discurso independiente y fiscalizador. De hecho, durante la investidura de Ximo Puig ni siquiera todos los diputados de ese grupo le dieron el voto favorable como una manera de recordarle que estarían «vigilantes» en el cumplimiento del Acuerdo del Botánico.
Todo ello conllevó que, especialmente en ciertos momentos en las Cortes Valencianas como las negociaciones de los Presupuestos, fueran capaces de vender un mensaje presión a sus socios. Aunque en la práctica, pese a varias tensiones vividas sobre todo en 2017, nunca optaran por romper el pacto.
Llegaban las elecciones del pasado abril y la caída en cinco diputados era notable, aunque su representación continuaba siendo indispensable para formar Gobierno. Esta vez sí, dentro. En las duras negociaciones del reparto de poder pocas exigencias de los morados acabaron por cumplirse y su cabeza de lista, Rubén Martínez Dalmau , consiguió una vicepresidencia segunda pero en parte vacía de todo el contenido que pretendían inicialmente. Podemos se quedaba con Vivienda y Arquitectura Bioclimática, donde se metieron algunas competencias «verdes». Pero en la realidad, Medio Ambiente lo coordina casi por completo Compromís. Mientras, Esquerra Unida (quien se mostró desde en principio más conformista con sus dos diputados) se quedó con Transparencia.
Desde que el Consell comenzó a funcionar el pasado junio, de escasos grandes logros pueden sacar pecho, lógicamente por los pocos meses de gestión (mucho menos complicada, además, en su teoría). Un análisis que habrá de realizarse más adelante pero que ya cuenta con escépticos.
El nuevo Podemos
La actividad en el grupo parlamentario que dirige Naiara Davó, sin embargo, sí puede comenzar a valorarse con un balance no muy positivo. El discurso antaño subido de tono ha desaparecido prácticamente en su totalidad, si puede apuntarse como excepción que se hayan mostrado contrarios a una prórroga de los Presupuestos. A cambio, se ha optado por una suerte de lealtad llevada al extremo traducida en el blindaje hacia Ximo Puig por encima en muchas ocasiones de Compromís, quien todavía en algunos momentos escenifica un desmarque del PSPV en cuestiones como la financiación o en polémicas como sus acciones o la publicidad institucional en medios de comunicación.
Del incremento de altos cargos en el Consell o los recortes , asuntos por los que en otra época se habrían mostrado naturalmente beligerantes en base a su esencia combativa y de lucha contra el status quo, han pasado a ser ahora partícipes y defensores.
Poco coherentes se han mostrado igualmente en la bandera de la Transparencia, evitando del lado de la Conselleria de Hacienda hacer públicos los ajustes o votando en contra, este mismo jueves, de una comisión de investigación en las Cortes sobre el posible conflicto de intereses del presidente de la Generalitat en la operación que le ha convertido en socio del mayor grupo mediático de la Comunidad Valenciana . Un debate en el que el alegato a favor del jefe del Consell fue muy superior al de Compromís e, incluso, por encima del del propio PSPV.
Sin liderazgos
Tampoco ayuda la falta de consolidación de los liderazgos ni la evidente poca coordinación entre cargos. A la espera de la llamada Asamblea Ciudadana que decida la nueva dirección que sustituya a la de Antonio Estañ, la fijación de posición del partido en todos los temas pasa en este momento por Naiara Davó , quien se perfila como secretaria general.
Sin embargo, la conexión entre el grupo parlamentario y los cargos del Gobierno no se percibe como estrecha ni fluida. A diferencia de lo que ocurre en el caso de Ximo Puig y Mónica Oltra, Dalmau es el mayor representante de Podemos en el Consell, pero no cuenta con liderazgo en el partido , no tiene una trayectoria interna ni se encuentra conectado a las bases actuales. Suaves son sus posicionamientos públicos, sin entrar en nada molesto contra el presidente de la Generalitat. Davó, por su parte, parece que trata de hacer camino aunque su reciente incorporación todavía no le ha permitido despegar del todo.
Serán los meses venideros los que marquen si la intrascendencia de los morados será la línea de su estrategia política a lo largo de toda la legislatura.