«Hay películas clásicas que mantienen su vigencia, y otras de directores jóvenes que huelen a naftalina»

Adelantándose unas horas a la celebración de la gala inaugural de Cinema Jove , que arrancará esta noche en el Teatre Principal de València , el festival presentaba esta mañana al primer invitado de su XXXII edición. El director argentino Pablo Trapero (Buenos Aires, 1971), uno de los principales exponentes de la cinematografía latinoamericana, ha defendido el poder de la ficción, sino para acabar con las injusticias que azotan al mundo contemporáneo, al menos para reflexionar sobre ellas. Conocido por su predilección por las historias de corte realista, protagonizadas a menudo por seres comunes y corrientes (un cerrajero, un obrero de la construcción, un abogado de accidentes de tráfico) a través de los cuales ejercita la crítica social, Trapero considera que “el tamiz de la ficción hace que sea un poco más fácil enfrentarse a temas que no suelen ocupar las primeras planas de los diarios, o que nos llevan a cambiar de canal cuando se nos cruzan en un telediario”.

El realizador bonaerense se encuentra en la ciudad con motivo de la concesión del Premio Lluna de València , que vendrá acompañada de la proyección de toda su filmografía, desde su primer largometraje, “Mundo grúa” (1999) -con el que consiguió diversos premios internacionales, entre ellos el Premio de la Crítica en Venecia-, hasta su última película, “El Clan” (2015), que se exhibirá mañana sábado a las 18 horas en la Sala Berlanga de la Filmoteca con la presencia del director. Este filme de género policiaco, laureado con el León de Plata de Venecia al Mejor Director, está basado en la historia real de una familia, aparentemente convencional, que se dedicó durante años a secuestrar y asesinar a conocidos empresarios en la Argentina de los años ochenta.

El ciclo que propone el festival para los próximos días incluye “El bonaerense” (2002); “Familia Rodante” (2008); “Leonera” (2008); “Carancho” (2009); “Elefante blanco” (2012) –estas dos últimas protagonizadas por Ricardo Darín-, además el estreno en España de “Nacido y Criado” (2006), película ambientada en parte en los paisajes de la Patagonia.

“A pesar de las diferencias formales, entre mi primera película, que rodé a los 25 años, y la última, veo muchos puntos en común”, reconocía Trapero ante la prensa. “Las películas no tienen edad, son los directores los que la tenemos. Por ejemplo, una película como “Tiempos Modernos” [Charles Chaplin, 1936] sigue estando absolutamente vigente, mientras que otras películas que hace gente joven huelen a naftalina y no son capaces de conectar con el público o emocionarlo”.

Trapero considera que “sería ingenuo pensar que el cine puede cambiar el mundo”, pero tiene en la cartera varios ejemplos personales que demuestran que a veces la ficción es capaz de trascender la sala de cine. Después de estrenar “Leonera”, en Argentina se formuló una ley para proteger a los niños en las cárceles; lo mismo ocurrió con “Carancho” y la posterior promulgación de un proyecto de ley para proteger a las víctimas de abogados deshonestos; “Elefante Blanco” motivó el anuncio por parte del gobierno de implementar mejoras en los barrios marginales de la capital; la historia que retrata “El bonaerense”, sobre un cerrajero que es detenido y acusado injustamente de un robo, se proyecta en las escuelas de policía del país.

Hace ya dos años que Trapero no se coloca detrás de la cámara, pero tiene varios proyectos en marcha. Uno de ellos está basado en la novela “Death of a Thin-Skinned Animal”, de Patrick Alexander, que fue llevada al cine en 1981 con el título “El profesional” y Jean-Paul Belmondo en el papel de agente secreto del servicio francés. El otro, “La quietud”, contará en el reparto con su mujer, la actriz Martina Gusmán, que también aparece en “Nacido y criado”.