Pedro y Antonio, la heroicidad de los dos primeros guardias civiles muertos en un servicio humanitario
Los dos agentes pasaron a la historia por tratar de salvar la vida a los ocupantes de un diligencia arrastrada por una riada en Oropesa en 1850
Pedro Ortega y Antonio Giménez fueron dos guardias civiles que perdieron la vida en acto de servicio. Era un 14 de septiembre de 1850. Apenas hacía seis años que se había fundado el Instituto Armado. Los agentes Ortega y Giménez pasaron a la historia por ser los primeros muertos durante un servicio humanitario.
Hace hoy 171 años, una gran tormenta provocó graves inundaciones en la localidad castellonense de Oropesa del Mar . La tempestad, típica de las tierras mediterráneas a finales de verano, se recrudeció la noche del 14 de septiembre. Las lluvias torrenciales acabaron por hacer intransitables los caminos del municipio. El parte de aquel día recuerda que una diligencia que se dirigía a Madrid se precipitó por el Barranco de Bellver . Pedro Ortega y Antonio Giménez no dudaron en acudir al rescate a pesar de la catastrófica riada. Los dos agentes sacrificando sus vidas y perecieron en el intento junto con las personas que viajaban en el carruaje.
Los dos agentes fueron los primeros en morir en un servicio humanitario que, conforme recalca la Benemérita, queda regulado en el artículo sexto de su Cartilla Fundacional : «El Guardia Civil no debe ser temido sino de los malhechores; ni temible, sino a los enemigos del orden. Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que vea su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos».
Aquella fatídica noche del 14 de septiembre de 1870 Pedro Ortega y Antonio Giménez cumplieron a rajatabla con su deber. Este martes, 171 años después, la Guardia Civil, con el Coronel Jefe de la Comandancia de Castellón, Miguel Fresneda , a la cabeza, les ha rendido un homenaje en el mismo Barranco de Bellver donde perdieron la vida en un servicio humanitario con un acto solemne y simbólico ante un «hecho memorable que honra a todo el Cuerpo».
Allí, un monolito recuerda a los dos agentes y su acción heroica en aquel torrente.