DEPORTE FEMENINO

Paula Linares: La piragua rellena el vacío

Paula Linares brilló como talento en salto de pértiga, pero su ilusión se apagó y reencontró la pasión en el piragüismo

Paula Linares posa en el Club Escuela de Piragüismo de Silla (Valencia) ROBER SOLSONA

RAÚL COSÍN

Siempre se ha repetido a modo de automotivación que «no hay instantes vacíos» . Esos momentos en los que parece que no hay nada, en los que aquello que mueve la vida como es la pasión tiende a evaporarse, en los que parece que todo se tiñe de oscuro, pueden completarse. La cuestión es mirar frente a frente al problema y querer y buscar de nuevo la chispa. Le sucedió a Paula Linares Suárez (Castellón, 2/11/1995) que la estrella que tenía en el atletismo, volando en el salto de pértiga , siendo uno de los talentos del presente y el futuro, se apagó. Aquello que le ilusionaba más que nada y que le dio grandes momentos y valores se fracturó. Pero en la compleja fragilidad del momento, necesitando el deporte como ese completar su vida, decidió buscar para recuperar esa llama energética en otra disciplina, siempre buscando mantenerse en el alto rendimiento. Y lo encuentra hoy en el piragüismo .

Después de remover el cajón de los deportes a tierna edad, incluso probar con actividades como la pintura o la música, encontró acomodo en el atletismo a través del Patronato de Castellón. «Me enganchó especialmente por la variedad de disciplinas y por el hecho de que era individual. Recuerdo que íbamos a entrenar y nos llamaba mucho la atención la pértiga. Pero al principio nos dijeron que no podíamos. Un día hablaron con Cansino y nos dio unas nociones. Lo probé con colchoneta y me dijeron que se me daba bien. Empecé luego a ir un día a la semana con los de pértiga hasta que se convirtió en seis a la semana con el Playas de Castellón », recuerda.

Paula pasaría luego casi diez años saltando en pértiga. De menos a más. Con buen progresión. Apasionada e ilusionada por ir a cada entrenamiento y a cada competición. «Un día cambié el chip y empecé a saltar cada vez más en cada entrenamiento y en cada competición », explica. Su ilusión por entonces, con 16 años, era clasificarse para el campeonato de España absoluto. «Me quedaba una última competición y no tenía la mínima. Fui a la prueba e hice once centímetros más de la marca y récord de España . No me lo esperaba. Recuerdo el momento de caer en el colchoneta y pensar en la marca y el récord y que iba al absoluto (2012)», prosigue.

Es uno de esos capítulos suyos en el atletismo que guarda con mimo como cuando conoció a su ídolo: «Un día estaba en una concentración con la selección española de mi categoría y vino Naroa Agirre . Fue increíble. Entrenó conmigo y luego vino conmigo ella y su marido Jon Karla a trabajar en Castellón. La mistad que tengo con ellos es una de esas cosas grandes que me dio el atletismo».

Cambio hacia la pala

Sin embargo, su relación con la pértiga poco a poco empezó a cambiar. De que fuese su todo diario al apagarse la pasión. «Le cogí mucho respeto , miedo. Rompí también una pértiga. Comencé a cuestionarme todo y los peligros que podía tener . ‘Y si caigo fuera de la colchoneta’. ‘Y si no clavo bien’. En una de las últimas competiciones que fui tuve un ataque de ansiedad. Estaba tremendamente desilusionada», cuenta . La sicóloga a la que iba le recomendó que debía cambiar de deporte, pues aquello le estaba consumiendo.

El caso es que Paula había tenido contactos ligeros con el piragüismo. Muy de niña tuvo algo. Luego, cada verano, cuando paraba el atletismo lo practicaba una semana. «Una vez me dijo un entrenador: ‘Cuando te dejes el atletismo vente al piragüismo’ . Y eso se me quedó grabado», explica la castellonense que ahora suma un año y medio ya instalada en esa otra disciplina. ¿Cuál es la clave? «He vuelto a disfrutar. Voy súper ilusionada a entrenar y estoy emocionada con los cambios que estoy haciendo» .

Superó la etapa en la que había que coger equilibrio en la embarcación. «Me pasaba más tiempo en el agua que en la piragua», dice. Pero su evolución y crecimiento es constante. David Calvente trabaja con ella en la corrección y pulido de la técnica, además de proporcionarle piraguas y transporte para los entrenamientos en Castellón. Y el seleccionador Miguel García , que ve un diamante en bruto en ella, le prepara los entrenamientos. «Mi idea es ir por el camino de la pista y las distancias olímpicas . Y busco trabajar duro y perfeccionar los 200. Me gustaría entre este año y el próximo estar entre las mejores velocistas», subraya. ¿Tokio? «Unos Juegos son la ilusión de cualquier deportista. Primero tengo que darlo todo para crecer en esto».

«No hay instantes vacíos». Una de esas frases motivadoras que contiene su conocida plataforma @FrasesAtletas .

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