Toni Subiela - Tribuna
Nosotros, hemos, nuestro
«Vivimos en un país en el que lo más fácil para algunos, demasiados, es quejarse por todo»
![Imagen de las Cortes Valencianas](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2017/08/14/cortes-valencianas-kq1F--1240x698@abc.jpg)
Vivimos en un país en el que lo más fácil para algunos, demasiados, es quejarse por todo . Es algo de lo que sinceramente se huye, ya llevamos bastantes cargas encima en esta vida como para aguantar que te machaquen con runrunes de esto no está bien, lo otro no era así, no deberíais decir eso, etcétera.
Suele pasar también que estas personas agoreras que todo lo harían mejor, en realidad son de las que hacen poco o nada en la trinchera. Son consejos de sabios a toro pasado que aportan soluciones creativas cuando otros están cansados de pensar remedios.
Como esos casos en los que te toca alguien que no conoces al lado en el banquete de una boda y te cuenta su vida en modo actor principal contra distintos males que le afectan y sin considerar a nadie más en el guion. Escucharles con el ‘yo’, ‘he’ y ‘mi’ suele ser habitual.
También sucede que esta gente suele quejarse para intentar arreglar las consecuencias, no las causas que llevaron al desastre, así entran en un bucle de arreglos sin final, pues no se soluciona lo que provoca los problemas, se da una capa de maquillaje que acaba por desaparecer con la llovizna.
Así, oímos condenas de la corrupción hasta la saciedad , vemos programas de televisión que denuncian obras cementerio de millones de euros y otros tantos especiales sobre paraísos fiscales y financiación irregular de los partidos, contertulianos y políticos que lo arreglan todo en un programa de cuarenta y cinco minutos.
Pero en realidad pocos reaccionan con medidas silenciosas ante el desgobierno, el fasto arquitectónico que triplica los presupuestos, las infraestructuras vacías de personas y contenidos, los eventos que sirven a las amistades y no a la ciudadanía y los gobiernos que permiten a día de hoy la desigualdad entre autonomías como contrapartida.
Infrafinanciación, por ejemplo, claro que la hay. Pero miremos las causas que durante tantos años la produjo y evitemos repetir los errores que la perpetúan. No nos quejemos, actuemos, trabajando desde la trinchera y abordando los problemas cada cual desde el lugar que le corresponde, vayamos por delante de los hechos que bien conocemos para alcanzar las soluciones, y hagamos de todo ello una causa común en un proyecto que, sin complejos, nos ilusione como país.
Busquemos nuestra felicidad junto a la de los demás. Escucharnos con el ‘nosotros’, ‘hemos’ y ‘nuestro’ que sea habitual.