Rafael Candela - TRIBUNA

Don No

«La gran coalición se la habían propuesto voces tan cualificadas como Margallo, Bonig o Císcar en la provincia de Alicante»

RAFAEL CANDELA

Cuando la marcha y la movida crecían en la ciudad de Alicante, se abrió un pub en plena Avenida de Benito Pérez Galdós . Ocupaba el lugar en que ahora se ubica una pizzería y respondía al breve pero contundente nombre de «Don No».

Como otros muchos negocios del mismo ramo creados por aquel entonces, su fama resultó efímera, si bien tantos años después, su nombre ha retornado a la memoria colectiva como pseudónimo para el líder socialista Pedro Sánchez , a quien parece venirle como anillo al dedo dado su terquedad.

Hace unos días, corría por las redes de WhatsApp un chiste atribuido al genial Forges . Al fondo, un oftalmólogo indica con un puntero la palabra «Sí», que aparece sobre una pizarra. Frente a él, sentado de perfil, un paciente que resulta ser Pedro Sánchez. El doctor pregunta: “¿Qué pone aquí?”. Y Sánchez responde “No”. Ante lo que el especialista masculla “¡Y dale!”.

Es posible que la postura de Sánchez de bloquear la elección de Rajoy como presidente del Gobierno sea calculada. Hasta tal punto, que haya utilizado la frase legendaria de Julio César “cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”, durante la Guerra de las Galias, pero tengo para mí que ni Pedro Sánchez guarda semejanza alguna con Julio César ni la elección del presidente del Gobierno tiene nada que ver con la Guerra de las Galias.

En los últimos tiempos, el PSOE de Sánchez se ha caracterizado, por el contrario, por romper puentes con la moderación a fin de que sea el extremismo de izquierdas el que le otorgue espacios de poder, mientras que el PP, aislado otrora por los denominados ‘cordones sanitarios’ sí ha establecido los contactos y puentes oportunos con aquellos otros partidos con los que tenemos en común la moderación, la sensatez y, por encima de todo, una clara idea de que España y los españoles no pueden verse abocada a unas terceras elecciones en doce meses por la terquedad de quien no puede argumentar a su favor más que el deseo irrefrenable de ser presidente del Gobierno contra el criterio de la mayoría de los españoles.

«Don No» se ha enrocado. Y sus días de sol, playa y papel couche, lejos de aclararle los pensamientos parecen haber enturbiado más su mente ante la atónita y expectante mirada de sus barones que, en buena parte, como presidentes de comunidades autónomas, tienen la mente puesta en desatascar la situación para que no afecte a los comicios que más pronto que tarde llegarán a nivel autonómico.

Es posible, que Sánchez piense que si Rajoy no sale elegido, él podrá ser presidente del Gobierno, aunque sea de un modo meramente nominativo, pues la precariedad de apoyos con que cuenta en el Congreso –y no digamos en el Senado- no le va a permitir poner en práctica ni una coma del programa con que el PSOE concurrió a los comicios, por un lado, ni Europa se lo va a consentir, por otro.

Con lo cual, más pronto que tarde nos veríamos abocados a unas nuevas elecciones, posiblemente con un presupuesto prorrogado, un mercado laboral a la deriva y una inestabilidad enorme, pues los nacionalistas querían ver correspondido su apoyo con las exigencias que pusieran sobre el tapiz de la partida. Y, también, con un enfriamiento de la economía a nivel mundial que supondría más paro y recesión, y con una postura muy tibia ante las grandes amenazas que en forma de terrorismo asolan ya al corazón de Europa.

Nadie entiende el no de Sánchez. Yo creo que no lo entiende ni él, que con su negativa va cerrando puertas y ventanas y, lo que es más significativo, reduciendo su ya muy endeble prestigio político, tanto en su propio partido como en casa ajena.

Pero lo más grave no es su harakiri político , sino el desprestigio al que está sometiendo a determinadas voces socialistas que mantenían hasta ahora un cierto peso en la conciencia común de la ciudadanía.

Sánchez está separando al PSOE de las grandes decisiones, de las que ha podido ser protagonista si hubiera aceptado esa gran coalición que proponían voces tan cualificadas como la del propio Rajoy, la del ministro y cabeza de lista del PP al Congreso por la provincia de Alicante, José Manuel García-Margallo , o la de Isabel Bonig o Pepe Císcar , como líderes populares en los ámbitos de la Comunitat Valenciana y la provincia de Alicante.

De modo, que albergo dudas de que el hoy secretario general de los socialistas cruce puente alguno, pues sencillamente, como ingeniero político, no es capaz de colaborar para construirlos. Aunque, eso sí, haciendo honor al dicho de que «Usted es alguien por algo» tiene muchas opciones de ser recordado como «Don No». Por algo será.

Rafael Candela de la Fuente es vicesecretario general de Política y Organización del Partido Popular Provincia de Alicante

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