Miguel Ángel Robles - Tribuna
Libertad frente a políticas lingüísticas totalitarias
«A este paraíso excluyente nos quiere llevar el consejero Vicent Marzá, partidario de esa ensoñación denominada Países Catalanes»
¿Qué ha pasado en España para que tengamos que defender el idioma de todos frente a políticos e instituciones? ¿Qué razones guían a una parte de los dirigentes políticos a llamar impuesta a la lengua común? ¿Somos fascistas por defender que en España se pueda, libremente, estudiar, trabajar y amar en la lengua que aprendimos en la cuna, unos en vasco, otros en catalán, aquellos en gallego, estos en valenciano y la mayoría, porque somos la mayoría, en español? ¿A quién y por qué molesta el Artículo 3 de nuestra Constitución? Este dice: El castellano es la lengua española oficial del Estado. ¿Queremos romper el marco de convivencia que suscribimos por acuerdo de todos en 1978 y que nos ha garantizado los años de mayor bienestar, progreso y paz de nuestra historia?
Recordémoslo, somos la mayoría, aunque nos comportamos como una minoría acobardada y avergonzada de sí misma. Hemos dejado que se impongan los que impiden que cada uno sea como le apetezca ser. Están levantando un «Telón de Acero» lingüístico entre los españoles con sus visiones demencialmente autoritarias , ¿ni siquiera vamos a protestar?
Las políticas nacionalistas que inspiran los Planes Lingüísticos de Centro son el caldo de cultivo de la xenofobia , de las ideas de pureza étnica o lingüística que inoculan el rechazo al otro, al diferente, al vecino que no es como debe ser y por ello hay que «normalizar». Para nuestro presidente Ximo Puig y las autoridades educativas no somos normales. ¿Veis la violencia del mensaje que nos lanzan? Tenemos la obligación de combatir estas leyes que van contra la libertad de las personas y ser conscientes de que esto es una batalla política que no podemos dejar en manos de los partidos. Somos un movimiento cívico que actúa políticamente para acabar con la discriminación que sufrimos los que hablamos español, pero no representamos a ningún partido.
Nuestro objetivo inmediato es derogar la Ley 4/2018 de Plurilingüismo porque conculca los derechos ciudadanos que consagran la Constitución, el Estatuto y la Ley de Enseñanza y Uso del Valenciano de 1983. Queremos hacer valer nuestro derecho a aprender en español, como defendemos el derecho a hacerlo en valenciano de quienes así lo deseen.
El único sujeto soberano es el pueblo Español, solo siendo españoles podemos ser valencianos. Como dice el Estatuto, valenciano es cualquier español que venga a vivir a esta comunidad. Por ello pedimos que la exención del valenciano se conceda sin presiones ni atropellos, nuestra mejor arma para combatir el requisito lingüístico , que limita y obstaculiza el acceso al trabajo y la educación por razones de lengua en España.
La ley de plurilingüismo es una trampa porque reproduce el Decreto de 2017, derogado por discriminatorio contra los hispanohablantes, y cae en los mismos vicios. Una trampa, además, porque nos engatusa con la idea de que nuestros hijos van a hablar al final del proceso educativo múltiples idiomas, cuando las consecuencias para la mayoría es el empobrecimiento de las mismas y el deterioro del aprendizaje del resto de asignaturas.
Permitir su implantación es aceptar políticas retrógradas en lugar de criterios pedagógicos. Aceptar la involución al aldeanismo en lugar de abrirnos al mundo. Significa marginar y excluir a los más débiles; se trata de un modelo no inclusivo que castiga con especial saña a los niños con problemas de aprendizaje, a los inmigrantes y, en general, a los que hablamos solo español, convirtiéndonos en ciudadanos de segunda. Además, impartir contenidos en una lengua distinta obliga a rebajar la cantidad y calidad de los conocimientos escolares, lo que deja a nuestros hijos en desventaja respecto de los que estudian en su lengua materna. Si aceptamos los planes lingüísticos y la ley que los ampara en pocos años estudiarán no menos del 50% de los contenidos en catalán, como ha remarcado Nathalie Torres de Podemos y ratificado el presidente de las Cortes Valencianas . Por si esto no era suficiente, la Ley Celaá echa una palada más de tierra sobre el idioma común como lengua educativa.
No es la promoción de las lenguas locales lo que pretenden estas normas, es cimentar el discurso xenófobo del rechazo al que no es de los nuestros. Como decía Jordi Pujol: Hay que vigilar el mestizaje, ello sería el final de Cataluña. A un vaso le tiras sal y se disuelve, un poco más y también se disuelve, pero llega un momento en que no se disuelve. Así nos ven los ojos nacionalistas. Y a este paraíso excluyente nos quiere llevar el consejero Vicent Marzá, partidario de esa ensoñación denominada Países Catalanes.
Cientos de personalidades encabezados por dos gigantes en la lucha por la libertad, como son Mario Vargas Llosa y Fernando Savater , han redactado un manifiesto que rememora al de los 2300 de hace cuarenta años pidiendo a los ciudadanos la defensa del orden constitucional sin miedo ni pesimismo ni resignación. Eso hacemos hoy y les instamos a que se sumen al nuestro como muchos de nosotros hemos apoyado ya el suyo.
Más de 20.000 personas en Orihuela nos manifestamos en defensa del derecho natural a usar nuestra lengua, muchos lo han hecho antes por toda la geografía herida de España. Con esa legitimidad continuamos en Pilar de la Horadada un camino con un solo final posible: la libertad. Anhelo permanente en Miguel Hernández Gilabert, el poeta más puro según Vicente Aleixandre , que lleva en sus apellidos la doble condición castellana y valenciana, como nuestra habla, trufada de “icos” y seseos, hoy en peligro por la imposición totalitaria.
¿Quién ha puesto al huracán / jamás ni yugos ni trabas, / ni quién al rayo detuvo / prisionero en una jaula? Que nuestra justa pugna sea el huracán contra el yugo de la imposición y el rayo que arrase la prisión nacionalista. Queremos hablar en la lengua de Miguel, que es la nuestra.
Miguel Ángel Robles Martínez pertenece a la plataforma Docentes por la Libertad Lingüística.