Alicante
Memorias de presos de trabajos forzados desaparecidos una década en la URSS
«Españoles en el Gulag de Stalin» retrata el horror del trato inhumano sufrido por voluntarios de la División Azul, parias entre los prisioneros alemanes por la enemistad comunista con Franco
Hoy que cualquiera está geolocalizado hasta en el último rincón del planeta, que puede enviar un mensaje y de forma instantánea compartir sus pensamientos con la Humanidad, parece inconcebible el relato contenido en el libro « Españoles en el Gulag de Stalin », con el testimonio de tres prisioneros de guerra a quienes sus familias dieron por muertos durante una década porque les era imposible comunicarse por ningún medio.
Tuvo que ser un soldado alemán quien, a su regreso a su país, diera el recado en 1952 a los parientes de Miguel Antonio Moreno Moreno en Campos del Río ( Murcia ) de que seguía con vida, una feliz noticia que también entrañaba una deuda mezquina: tenían que devolver al miserable régimen franquista la pensión que habían recibido por su muerte en la guerra.
Como cientos de voluntarios de la División Azul , volvió con los suyos tras la muerte del sanguinario Stalin, tal como lo presentan en este libro con todo justicia, en el barco Semiramis en 1954 que partió de Odessa y atracó en Barcelona entre aclamaciones de sus compatriotas españoles. Un año después recopiló sus memorias de aquella experiencia inhumana, con el descriptivo título de « El gran presidio », material inédito y que ve la luz ahora dentro de la obra «Españoles en el Gulag de Stalin». Moreno falleció en 1999.
El otro protagonista de este libro murió diez años después y es alicantino. Manuel Sánchez Lozano tardó varias décadas en hacer el esfuerzo de rememorar aquellas penalidades, plasmadas bajo el epígrafe más esperanzador de « Y sonrió la primavera ».
Fotos y documentos de soldado
Uno y otro aportan abundante material gráfico y documental lleno de curiosidades que completan estos relatos biográficos, aparte de las notas de un diario o los recuerdos tras revisitar aquellos parajes inhóspitos de clima casi polar, años después. Y también están las ilustraciones de Manuel Rodríguez Martín , quien ha retratado los escenarios del horror que contempló su retina con unos dibujos que enriquecen el resultado de esta publicación, dentro la colección « La biblioteca del guripa », del editor alicantino Vicente J. Sanjuán .
Un legado valioso, en su conjunto, porque no se les permitía tener fotos y las pocas que se salvaron del cautiverio las escondían como mejor podían. Tampoco tenían un derecho tan básico como la correspondencia, por lo que intentaban tretas como escribir cartas en alfabeto cirílico (como si fueran rusos) enviadas a Alemania, para intentar simplemente avisar de que estaban vivos.
Porque eran prisioneros en campos de concentración condenados a trabajos forzados, en tareas tan duras como talar árboles, pero además las autoridades comunistas les trataban como reclusos de segunda, sin los mínimos derechos humanos de los que sí gozaban los de las otras nacionalidades. Era la represalia porque Franco seguía siendo su enemigo ideológico.
Vista en perspectiva aquella realidad histórica que avasalló y segó una parte de la vida de estos españoles, queda un poso de contradicciones y paradojas. Marcharon por convicciones y unos «ideales» a la guerra, sufrieron la represión como pocos, pero una represión que igualmente asfixiaba en ese mismo momento a otros muchos españoles a manos de una dictadura no menos execrable, que a ellos no disgustaba.
Y para colmo, se jugaron su supervivencia inspirados -asi lo reflejan en el libro- en personajes como Ramón Serrano Suñer , el «cuñadísimo» de Franco, para quien «el nazismo era una alternativa al comunismo», tal como se cita en estas páginas. ¿Alternativa? Un fenómeno como el nazi, que cronometraba cuánto tiempo tarda una madre en estrangular con sus propias manos a su bebé recién nacido, al que previamente habían incrustado un elemento molesto en el cerebro para que no parara de llorar las 24 horas, por ejemplo, no es alternativa a nada ni para nadie.