María José Mira - Altura de mira
Truco o trato
«Hay presupuestos a pesar de la incertidumbre en las entregas a cuenta, un panorama macroeconómico poco halagüeño y la ausencia de una financiación justa»
No puedo evitar sonreír cuando pienso en la casualidad -y causalidad- de presentar los Presupuestos la Noche de los Difuntos . Especialmente, por la paradoja que ha supuesto para los socios del Botànic y por la extraña sensación de debilidad que me embarga al plantearme si fue el azar o una broma premeditada del destino.
Todo ocurrió durante 24 horas vertiginosas en las que el gobierno valenciano debía presentar el anteproyecto de Presupuestos de la GVA, sí o sí, y sin tenerlo previsto se encontró con la noche de Halloween . Un tiempo de fantasía e imaginación en el que los más pequeños plantean a los adultos un dilema, en apariencia, intrascendente: “¿Truco o trato? ¿Dulce o travesura?”
Parece que estoy viendo al rutilante conseller Soler cuando aparecía en la escena del Palau dels Borgia -sede de las Cortes Valencianas-acompañado, en su ya tradicional paseo, por el resto de su equipo de Hacienda. Una visión que se convirtió en un déjà vu para mi escéptico raciocinio por lo que sucedía unas horas antes en el seno del Consell y durante la mágica noche en la que con tanta ilusión viven nuestros hijos e hijas la negociación de plantear una estratagema o pactar un acuerdo.
Pienso en mi sobrina, disfrazada de bruja en miniatura, riendo emocionada mientras yo espero detrás de la puerta a que alcance las campanas que mis padres han colocado estratégicamente a su altura: “¿Truco o trato?”. Ella desea, sin duda, que sus dos demandas sean satisfechas. Su inocencia proyecta un afán por quererlo todo. Su intención es darme un escandaloso susto sin renunciar al dulce de naranja confitada cubierta de chocolate que tanto anhela su madre.
Mucho más emocionada que ella, espero con estoicismo a que llegue ese sobresalto que para la niña es terrorífico mientras que para mí es una muestra eterna de cariño a la que acabo sucumbiendo. Huelga decir que después de entregarle su preciado trofeo colmo su diminuto cuerpo de besos, abrazos y cosquillas que llenan mi cara del chocolate que ella devora sin compasión. Pienso en lo feliz que llega a ser, de forma casi inconsciente, viviendo ese momento, y cómo logra transmitirme su tierno amor. Porque si ella es feliz la fiesta continúa.
De nuevo mi mente me retrotrae al instante en el que empezó todo. Hace aproximadamente un mes el president de la Generalitat confirmaba con valentía y rotundidad: “Habrá Presupuestos”. Nunca dudamos de su decisión y, por responsabilidad, los involucrados en su determinación nos pusimos, rápidamente, manos a la obra.
Tuvimos que preparar las cuentas públicas con la misma ilusión y emoción que preparamos la ya tradicional noche de Halloween para nuestros peques. Y salió bien. Ximo Puig ha vuelto a demostrar su diligencia y capacidad para llevar a buen puerto sus propósitos que, como en este asunto, tanto benefician a la ciudadanía.
Planteamos el truco y se llegó al trato. Y todo lo demás fueron fuegos de artificio con mucho ruido y luces efímeras que se perdieron en la inmensidad de la noche. Puig echó el resto para obtener su compromiso con los valencianos: disponer de unos presupuestos a pesar de la que está cayendo –incertidumbre en las entregas a cuenta , panorama macroeconómico poco halagüeño, ausencia de una financiación justa o ineficiencia económica histórica de determinados servicios públicos fundamentales, entre otras-.
La ironía permitió que en la víspera del Día de Todos los Santos, cuando se rememora a los muertos, el Consell lograra dar vida a una de sus mayores obligaciones. Dejamos pasar la noche hasta que sonaron las campanas, abrimos la puerta y la magia de la ilusión atravesó nuestros corazones para terminar, sin darnos cuenta, con la empresa que nos había encomendado el president. Fue un parto difícil, rodeado de un hediondo ambiente de muerte, pero finalmente hubo nacimiento. Y ahora, tan inconscientes como mi pequeña sobrina, percibimos que los que formamos parte del Botànic somos felices cumpliendo con la confianza que la gente nos otorgó cuando votó por el cambio en 2015 y en 2019.
Ayer ganamos todos los valencianos y valencianas. Y el Consell volvió a estar a la altura. Tenemos presupuestos. Eso es lo importante, porque la historia describirá cómo fue el camino, pero solo recordará que se llegó, en tiempo y forma, al destino. ¡Seguimos!