Entrevista
Manuel Alcaraz: «Necesitamos dejar de percibirnos como un pueblo corrupto»
El conseller de Transparencia aclara que no sancionarán de forma general con el Código de Buen Gobierno: «Es una autolimitación»
Desde su puesto de conseller, todavía mantiene la esencia de profesor que le lleva a explicar profusamente y a disertar sobre cada medida que ha tomado hasta ahora. Manuel Alcaraz (Alicante, 1958) admite que Transparencia podría estar perfectamente integrada dentro de otro departamento si las «circunstancias» al llegar hubieran sido otras. «Estoy aquí gracias al PP», afirma.
Hay quien le llama el ideólogo de este Consell
Es un honor que no merezco. El Consell es bastante coral y funciona de manera colectiva. Sus líderes son claros: Ximo Puig, con toda la legitimidad del presidente, y Mónica Oltra. No sé a qué se puede deber ese apelativo, aunque soy profesor de Universidad y me gustan las ideas, por lo que no me molesta.
¿De verdad funciona tan bien el mestizaje?
Funciona razonablemente bien. Ya quisieran muchos gobiernos monocolores hacerlo así.
Los pulsos son evidentes.
Pues yo no los veo. Evidentemente, en algún tema puntual hay discrepancias, pero no son radicales. Hoy por hoy son pocas porque todavía estamos en esa fase que llaman de desescombro, así que estoy convencido de que surgirán más. Existen diferencias de énfasis porque todos justificamos la necesidad de unos fondos que son escasos, pero los caracteres de Ximo y Mónica son complementarios. No conozco ningún gobierno en el que no haya discrepancias aunque sean todos del mismo partido.
Estar con el PSOE en el Senado me parece una propuesta profundamente sensata, en las actuales circunstancias la izquierda tiene que unirse
Manuel Alcaraz
¿Lo vería posible a nivel nacional?
Ojalá. Las condiciones y la estructura de los partidos a nivel nacional son distintas, pero lo mejor que ha tenido este impasse de varios meses es que se ha hablado de la Comunidad Valenciana en positivo y que nuestro Gobierno se ha visto como algo a imitar. Las grandes mayorías absolutas se han acabado y tenemos que aprender a gobernar desde la pluralidad. Eso es una fuente de potencial conflicto, pero también de una gran riqueza.
¿Cómo ve esa suma de fuerzas de izquierdas amplia para elecciones?
En las actuales circunstancias es inevitable, la izquierda tiene que unirse porque lo peor que le puede pasar ahora a España es otro Gobierno del PP. Entiendo que el juego de identidades es grande, no lo vivimos igual Compromís que el PSOE. Pero la opción de que haya un acuerdo entre nosotros, Podemos y EU es lo único que podemos hacer. Y, por supuesto, me parece una propuesta profundamente sensata estar con el PSOE en la candidatura del Senado.
Siempre habla de que la Comunidad Valenciana tiene que ser ejemplo de transparencia. ¿De qué forma se previene realmente la corrupción?
La corrupción es un fenómeno extraordinariamente complejo porque no hay forma de medirlo. Para abordarla son necesarias muchas actuaciones. Unas dependen del Estado, otras de la UE, otras del Poder Judicial… hemos de hacernos el ánimo de que será una lucha larga. Ha habido modelos económicos muy perversos. Una parte del empresariado valenciano se ha opuesto a la cultura del esfuerzo y del trabajo con la apuesta por el beneficio económico inmediato y las burbujas. Desde la Generelitat podemos hacer varias cosas. Por una parte, autolimitarnos a nosotros mismos. El Código de Buen Gobierno es un ejemplo de ello. Y, por otra, generar climas anticorrupción, sobre todo para dejar de percibirnos como un pueblo corrupto.
¿Llevan mucha guerra con el Portal de Transparencia o los altos cargos están concienciados?
Rechazo político no ha habido, lo que ha ocurrido es que hemos tenido problemas de carácter técnico. En definitiva, lo que estamos rompiendo es una rutina en un mastodonte como es la Administración Pública. Sí que es verdad que a algunos altos cargos les ha sorprendido, sobre todo a aquellos de carácter más técnico, porque nunca se lo habían planteado. Ahora estamos al 100%.
¿También en declaraciones de bienes?
Sí. Hubo un problema al principio, pero hemos unificado los sistemas y en breve estará resuelto. Aun así, insisto en que no obedecía a razones políticas como al hecho de que había dudas sobre cómo hacerlo: cuál es el mínimo exento de algo que tengo que declarar, si tengo que declarar un coche valorado en menos de 3.000 euros, quién valora los bienes, etc. El mayor problema es que hemos tenido que poner en marcha una aplicación nueva, no puedes pedirle a un alto cargo que cada semana tenga que acordarse de subir los regalos.
Necesitamos dejar de percibirnos como un pueblo corrupto
Manuel Alcaraz
¿El ciudadano va a ser capaz de usar esa información?
El portal es muy intuitivo, no hay más allá de dos clicks. Seguiremos innovando permanentemente en mejoras del sistema. Los datos de visitas son buenos, pero no podemos regirnos por que entre mucha o poca gente porque lo que hacemos es facilitar el acceso a un derecho.
¿Las Universidades Públicas cumplen con la transparencia?
Tienen sus portales y, según la ley, tendrán que avanzar ellas en la innovación. Nosotros sólo podríamos actuar en el caso de que hubiera una queja y apreciáramos que se produjera algún incumplimiento. En todo caso, no me preocupan tanto las Universidades como las empresas públicas, donde estamos avanzando mucho, y los Ayuntamientos.
¿Y los partidos?
Acabamos de firmar un recordatorio para insistir en esta cuestión. Yo casi me impongo como tarea terapéutica no entrar en portales de transparencia, porque quiero ser neutral. No es lo mismo que vigile a mi partido que al PSOE o al PP.
El Código de Buen Gobierno es un instrumento para que la oposición nos haga un seguimiento directo
Manuel Alcaraz
¿Confía en la aplicación total del Código de Buen Gobierno?
Es un tipo de norma de derecho débil. Es una autolimitación del poder porque hay un desencanto de la ciudadanía. Hemos establecido una serie de medidas que previenen la corrupción y el despilfarro. Ciertamente, son principios declarativos muy abiertos. ¿Se va a cumplir al 100%? Hay cosas sobre las que no lo sabemos. Por ejemplo, cuando se dice que los cargos públicos defenderán un lenguaje inclusivo. Es difícil porque eso lo estamos definiendo cada día. O cuando habla de que los altos cargos viajarán siempre que puedan en clase turista y busquen el hotel más barato. ¿Y si no hay clase turista o el hotel más barato sale más caro porque está a las afueras? Hemos puesto una regla básica: la del cálculo y la lógica. Son unos principios amplios con los que el ciudadano esté más tranquilo y con los que las Cortes puedan controlarnos más.
¿Y cuando dice que tienen que cumplir con los principios de eficacia y eficiencia en la gestión?
La eficacia y la eficiencia son muy opinables. Es uno de los temas donde hay mucha discrepancia por ideología porque no será lo mismo para la derecha que para la izquierda.
¿Qué pasa si no ofrecen la información que se les pide en Las Cortes? El PP es ahora quien les acusa de no proporcionarla.
Nos critican por hacer lo que ellos hacían y es absolutamente falso. Hemos hecho un protocolo especial para ir más allá de lo que dice el reglamento de las Cortes. Extremamos los plazos, las comparecencias. Yo he pedido hacerlo ya 4 ó 5 veces. Nos hemos podido olvidar de mandar en plazo una respuesta o que un conseller no pueda comparecer porque tres días antes tiene una reunión en Bruselas, pero ese margen de error es normal. El PP tiene que aprender una cosa, y es controlar al Gobierno en vez de lamerse las heridas y de tratar de demostrar que somos tan malos como ellos. Criticarán este código, pero no serían capaces de derogarlo. Estoy de conseller gracias a ellos, si no hubieran despilfarrado o acogido a tanto corrupto no habría tanto interés por la transparencia.
Usted es un erudito de la Semana Santa, pero en el Código ponen límites para los actos religiosos. ¿Cuáles tienen la suficiente carga histórica o cultural para que los altos cargos puedan presidirlos?
No me corresponde a mí decidirlo. Que se lo consulten a los archiveros municipales o hagan un convenio con un departamento universitario. Si me dices el Misteri d’Elx o la procesión de la Mare de Déu de Algemesí, que ambos son Patrimonio de la Humanidad, te digo: claro.
¿Y si le digo la Semana Santa o la Mare de Déu?
Algunas Semanas Santas sí y otras no. A la Virgen de los Desamparados no la conozco, la he visto un par de veces en mi vida y no sabría decirlo. De todas maneras, no se trata sólo de que la celebración sea antigua, sino de que esté arraigada a una presidencia cívica. Por ejemplo, la procesión del Corpus o la Santa Faz de Alicante. ¿Puede ir un político a la misa? Claro, pero que no la presida. Es un tema en conciencia y el Código dice «procurarán». Son situaciones complicadas porque la antropología o la historia del arte no son ciencias exactas. Esto tendrán que decidirlo los ayuntamientos, pero deja en un buen lugar el principio de aconfesionalidad. No se trata de una provocación, no atacamos a la religión. Estoy harto de ver a políticos haciéndose la foto de campaña electoral en las procesiones. Si alguno quiere salir, que se ponga el capirote y que salga o que vaya al palco. Ejercicio de la libertad inidividual.
¿Realmente habrá sanciones con este Código?
Sanción sólo habrá en la medida en que afecte a la Ley de Transparencia, donde algunas cosas podrían dar lugar pero es difícil. Si un día se le olvida a alguien publicar su agenda no lo vamos a destituir. No vamos a ir detrás de cada político, mi misión no es esa. Algunos me llaman el de Asuntos Internos. Un seguimiento directo lo hará la oposición, que para eso está, es un instrumento para ellos.